segundo término, se trata de un concepto que se escurre a la discusión sobre la importancia relativa de la herencia y del medio ambiente, y que no fue hasta hace poco, que autores de ambos grupos iniciaron en la historia más reciente.
En tercer término, y la idea viene sustentada por Allport (1935), que la palabra es lo suficiente flexible como para ser utilizado a disposiciones de una persona aislada o a las patrones de una cultura. También, en este término pueden encerrarse problemas prácticos y teóricos de gran notabilidad, algunos de ellos y que pueden llegar a ser muy importantes en el área de las ciencias humanas, que desde el concepto de actitud pudieran ser abordados.
Naturalmente esto, que evidencia un problema evidente, casi superado a nivel científico, pero que necesita aún de suficiente explicación a nivel social, es la dificultad más difícil, como lo es el tener una teoría explicativa y descriptiva de la formación y cambio de las actitudes.
A pesar de esto, las realidades básicas conceptuales de la noción de actitud, han sido las que han dado suficiente estabilidad a la misma, de tal manera que la actitud ha sido un elemento referencial en el ámbito pedagógico, en donde se la ha tomado en cuenta bajo determinados supuestos y contextos.
Según Hernández y Morales (2000) el estudio de las actitudes ha sido y es un tema de estudio inagotable en la Psicología Social como lo indica cualquier rastreo bibliográfico. Da ejemplo, que en la base de datos PsycLIT, desde 1887 hasta 1999 aparecen más de 128.000 referencias y solo en 1999 aparecen unas 1.300. Añaden que el concepto de actitud surge del intento de explicar las regularidades observadas en el comportamiento de personas individuales.
De esta forma, se podría comentar que el concepto de actitud se suscita en la esfera de la Psicología Social por Thomas y Znaniecki (1918), con el objeto de explicar las diferencias conductuales que concurrían entre los campesinos polacos residentes en Polonia y los que residían en Estados Unidos. Desde este concepto inicial las definiciones y revisiones han sido numerosas citadas por Hernández y Morales (2000); Chaiken y Stangor, (1987; Kiecolt, (1988); Tesser y Shaffer, (1990); Olson y Zanna, (1993). Mirándose de forma general que las actitudes son una tendencia para la acción.
Del mismo modo, se pudiera aseverar que las actitudes ejercen un papel decisivo en la interacción humana, ya que fijan la mayor parte de las conductas que tienen las personas hacia las otras personas, hacia los objetos o hacia los acontecimientos. Motivado a eso las actitudes son uno de los temas más importantes de investigación en el campo de la psicología social.
Tal como se observa, al hacer recuento de las definiciones que se han proporcionado sobre las actitudes. Aquí se toman las más representativas, pudiéndose observar que en la mayoría de ellas existe cierto elemento que predomina como es la favorabilidad o desfavorabilidad.
Una definición que ha gozado de gran aceptación es la propuesta por Allport (1935), una actitud es un «estado mental y neuronal de disposición para responder, organizada por la experiencia, que ejerce una influencia, directiva o dinámica, sobre la conducta respecto a todos los objetos y situaciones con los que se relaciona».
Para Rodríguez (1989), muchas de las principales apreciaciones y definiciones tratadas sobre concepto de actitud son diferentes. Una selección tomada de Hinojos y Fernández, (1999) de las más destacadas podría ser:
- Thomas y Znaniecki (1918) es una tendencia a la acción.
- Thurstone (1928) es la suma de las inclinaciones, sentimientos, prejuicios, sesgos, ideas preconcebidas, miedos, amenazas y convicciones acerca de un determinado asunto.
- Sherif y Cantril (1945) es un estado funcional de disposición.
- Doob (1947) es una respuesta implícita, capaz de producir tensión, considerada socialmente significativa en el entorno social del individuo.
- Chein (1948) es una disposición a evaluar de determinada manera ciertos objetos, acciones y situaciones.
- Krech y Krutchfield (1948) es un sistema estable de evaluaciones positivas o negativas, sentimientos, emociones y tendencias de acción favorable o desfavorable respecto a objetos sociales.
- Katz y Stottland (1959) es la tendencia o predisposición a evaluar.
- Newcomb (1959) es una forma de ver algo con agrado o desagrado.
- Sarnoff (1960) es una disposición a reaccionar de forma favorable o desfavorable.
- Secord y Backman (1964) son ciertas regularidades en los sentimientos, pensamientos y predisposiciones a actuar respecto a algún aspecto del entorno.
- Sherif y Sherif (1965) son las posiciones que la persona adopta y aprueba respecto a objetos, asuntos controvertidos, personas, grupos o instituciones.
- Jones y Gerar (1967) es la resultante de la combinación de una creencia y un valor importante.
- Rokeach (1968) es una organización, relativamente estable, de creencias acerca de un objeto o situación que predispone al sujeto para responder preferentemente en un determinado sentido.
- Triandis (1971) es una idea cargada de emotividad que predispone a una clase de acciones ante una clase particular de situaciones sociales.
- Fazio y Roskos-Ewoldsen (1994) son asociaciones entre objetos actitudinales (prácticamente cualquier espectro del mundo social) y las evaluaciones de estos objetos.
La generalidad de los escritores como Rodríguez, (1989); Moya y Ruiz, (2001): convienen en aseverar que hay tres elementos en los que se basan las actitudes:
- Los sentimientos o afectos. Algo agradable o desagradable en función del sentimiento que provoque en las personas. Es lo que conocido como componente afectivo y ha sido considerado durante mucho tiempo como la actitud en sí misma.
- Las creencias y el conocimiento. Juzga que algo es bueno o malo según el estado de conocimiento, las creencias que se posee sobre ello. A veces puede ser que dichos conocimientos no sean suficientes o sean equivocados, pero aún así pueden dar bases a la actitud.
- Las conductas o acciones. Algo es favorable o desfavorable en función de una conducta evidente ante eso. La actitud no es la conducta en sí misma, es predecesora de ésta. Este elemento conductual está influido por los dos anteriores, ya que en función del conocimiento que se asume de un objeto y del efecto que estimula, la manera de actuar frente a él será diferente.
Llegados a este punto, es necesario aclarar la relación entre conducta y actitud.
Algunos estudios han intentado poner de manifiesto la relación entre las actitudes y la conducta, hasta el punto de considerar las actitudes