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Diseño e implementación de un programa educativo basado en un enfoque didáctico – pedagógico para la prevención de las adicciones con estudiantes

volátiles, de fácil obtención, constituyen un grupo de drogas muy usadas por niños y jóvenes de bajos estratos sociales y mínima escolaridad, y forman ya parte del grupo de drogas adictivas usadas en México, sobre todo en el medio urbano. Un fenómeno interesante advertido por conocedores en la materia es que los jóvenes que fuman tabaco o ingieren bebidas alcohólicas usualmente son los más propensos a caer en el uso de drogas mayores ilegales como la cocaína y la marihuana. Asimismo, está plenamente comprobado que los individuos que habitualmente consumen alcohol o alguna otra droga tiene una frecuencia acentuada de alteraciones emocionales y/o trastornos psiquiátricos durante su vida (http://guerrero.gob.mx/articulos/adicciones/)

El Secretario de Salud en el Estado de Guerrero, Luis Barrera Ríos, manifestó en una entrevista realizada por el periódico La Jornada Guerrero en agosto de 2008 que de acuerdo con la Encuesta Nacional de Adicciones, en Guerrero el 3.8 de la población ha consumido durante su vida alguna droga. El 19 por ciento de los jóvenes, entre 12 y 16 años, ha fumado cigarros en algún momento de su vida; mientras, el 18 por ciento de los adolescentes han ingerido bebidas alcohólicas, y sólo 3.8 por ciento de los jóvenes han consumido algunas drogas ilícitas. Aunque en municipios como Acapulco o Iguala, esta cifra aumenta a más de 4 por ciento. Según las cifras proporcionadas por la SSA, en 1998 Guerrero tenía un porcentaje de 2.69 por ciento de personas adictas a alguna droga ilícita como mariguana, cocaína, inhalables, anfetaminas, alucinógenos y heroína, pero en la última encuesta que se hizo, en 2002, Guerrero se mantuvo en 3.8 por ciento en drogas, 18 por ciento en alcohol, donde 25. 2 por ciento son hombres y 12.4 por ciento son mujeres. Otro estudio sobre adicciones que hizo la SSA muestra que en las ciudades de Acapulco, Chilpancingo e Iguala los jóvenes iniciaron el consumo de alcohol a los 10 años; en Acapulco 15.2 por ciento de los jóvenes han consumido alcohol; en Chilpancingo, 18.2 por ciento, e Iguala 16.1 por ciento.

En cuanto a las drogas ilícitas, Acapulco es el municipio con más concentración de adictos, pues 4.8 por ciento de los jóvenes entre los 9 y 12 años han probado algún tipo de droga; Chilpancingo tiene 3.8 por ciento, e Iguala 4.6 por ciento. Sin embargo, el director del Centro de Recuperación y Rehabilitación para Enfermos de Alcoholismo y Drogadicción de la zona uno de Acapulco, Jorge Inzunza García reveló que al año el centro atiende a más de mil adictos, en su mayoría jóvenes entre 14 y 35 años. Reveló que la droga que más consumen es la piedra o el crack.

Abundantes investigaciones indican que los periodos donde los muchachos resultan más vulnerables en general son los llamados de transición, cuando pasan de una etapa de desarrollo a otra. La primera gran transición tiene lugar en el momento en que los hijos dejan la seguridad de la familia para asistir a la escuela. Durante la segunda, cuando comienzan la secundaria, con frecuencia enfrentan desafíos sociales, como aprender a llevarse bien con un grupo más numeroso de compañeros. Más tarde, al ingresar a la preparatoria, surge otra etapa crítica en la cual los jóvenes deben afrontar desafíos sociales, psicológicos y educativos que pueden llevarlos al consumo de alcohol, tabaco y otras drogas (Cañal, 2003).

El tabaco está considerado como la “droga portal”, que puede llevar al uso del alcohol, la marihuana y otras drogas ilegales. Diversos estudios muestran que los estudiantes de secundaria o preparatoria que fuman están más dispuestos a correr otros riesgos, como ignorar el uso de cinturones de seguridad, verse envueltos en peleas, portar armas y tener relaciones sexuales a una edad temprana (Ibíd., p. 33).

Es necesario que los jóvenes que estudian en las unidades académicas del nivel medio superior en Acapulco, tengan los conocimientos necesarios sobre el consumo de sustancias adictivas, sobre los riesgos que representa el fumar un cigarrillo o consumir alguna bebida embriagante, desarrollar en ellos un pensamiento crítico, analítico y reflexivo para prevenir conductas de riesgo antes que ocurra el consumo de drogas.

Para prevenir las adicciones, es importante diseñar y poner en marcha un conjunto de actividades educativas que tendrá como fin educar y concientizar a estudiantes de las unidades académicas de nivel medio superior de la U.A.G. en Acapulco para contrarrestar y minimizar las adicciones. Esta intervención tendrá su fundamento en una pedagogía critica – constructivista, de tal manera que estos jóvenes fortalezcan sus competencias académicas en identificar factores de riesgo y promover factores de protección. El enfoque de este programa es preventivo y está fundamentado en un modelo basado en la ciencia, debido a que cuenta con un marco conceptual, metodología, materiales de apoyo y esquemas de evaluación.

En base a lo antecedido, se plantea la siguiente interrogante:

¿Diseñar e implementar un programa educativo basado en un enfoque didáctico – pedagógico para la prevención de las adicciones con estudiantes de nivel medio superior de la Universidad Autónoma de Guerrero, contribuye en minimizar la adicción a sustancias toxicas que afectan la salud de los jóvenes?

Antecedentes:

a) Se estudió una población de 67 estudiantes identificados a partir de criterios de inclusión y exclusión que fueron remitidos a las Unidades de Orientación Estudiantil de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana y a la Consultoría Especializada del Centro para el Desarrollo Académico sobre Drogodependencias. Con el presente estudio nos trazamos el objetivo de desarrollar un Programa psicoeducativo para la prevención de las adicciones en el contexto universitario. Se partió de identificar la presencia de circunstancias potenciales de riesgo adictivo en un grupo de estudiantes de Ciencias Médicas y de diseñar una propuesta de Programa de intervención psicoeducativa dirigido a superar dicha situación. Finalmente se evaluó la eficacia del programa elaborado tras ser aplicado en dicho contexto (Roche, 2011).

b) Se hace evidente la necesidad de programas de prevención de drogodependencias en la escuela, reconocida como un contexto relevante para llevar a cabo una educación preventiva en el consumo de sustancias (Maciá Antón, 2005; Salvador Livina et al; 2008). Pero no se deben esperar efectos mágicos de las intervenciones y, ni siquiera, modestos resultados preventivos de cualquier tipo de intervención. Más bien, en lo que hay que trabajar es en implementar programas que reúnan el mayor número posible de características que la investigación ha demostrado como “buenas prácticas” (Ramos et al; en prensa). Estas características deberían ser las que avalaran su implementación y las que posibilitaran un trabajo preventivo más eficaz (Jiménez, 2010).

c) Según