la mono amino oxidasa tipo A, originan reacciones violentas, pues esta enzima interviene en la regulación de los neurotransmisores serotonina y dopamina que regulan el estado emocional (25).
El aspecto que se introduce a continuación es la violencia considerada como un problema de salud pública, de allí que es definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) (31) como el uso de la fuerza física, de hecho o la amenaza creíble de tal fuerza para hacer daño a uno mismo, otra persona, grupo o comunidad con muchas probabilidades o para causar lesiones, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones. De acuerdo a esta definición la violencia es cosificada como regularmente suele hacerse. La cosificación de la violencia dificulta la comprensión del fenómeno como lo expresa Recasens (16), porque se deja por fuera todas las circunstancias y el contexto que hacen posible el desarrollo del fenómeno. La violencia en realidad es un proceso que posee un contexto como escenario, la presencia de una compleja trama de situaciones enlazadas y entretejidas en un tiempo que finalmente dan lugar al fenómeno.
En no pocas oportunidades hay la presencia de meta relatos que van involucrando víctimas y victimarios abarcando sus propiedades y circunstancias, donde las condiciones previas de la historia son importantes para que se produzca el hecho violento. Cuando en realidad la víctima y el victimario y los meta relatos que los entrelazan constituyen un sistema que favorece la continuación de la violencia; los roles tanto víctima como victimario son complementarios, se dan existencia mutuamente y retroalimentan la condición anómala al sistema, los cuales mientras los retroalimentan al sistema, se “enferman”.
En esencia la violencia está unida a todo un proceso de intencionalidad, premeditación y conciencia, tanto del individuo que la ejerce como el de la sociedad que lo sustenta (9). De allí que, la cultura sea la mediadora entre el hombre y su entorno, es por esto que la cultura es específica para la variabilidad biológica del grupo y la forma de adaptarse al medio, de manera que, la sociedad modela la cultura como respuesta adaptativa, y la cultura a su vez modela al individuo, por ser una estructura formativa auto-reproductiva.
Es importante destacar que cada grupo social ha tenido un tipo de adaptación específica a su medio que ha dado por resultado una cultura propia y única. Entonces, ¿por qué la violencia es un rasgo tan generalizado en las especies? La naturaleza funcional de la cultura se diferencia del nivel de complejidad alcanzado, lo que se conoce como civilización, en el rompimiento que el hombre hace de su medio ambiente para luego adoptar a la propia cultura, como mediador de sí mismo, transformador de espacio y que tiende cada vez más a una forma homóloga producto de los niveles cuantitativos y cualitativos de la información existente.
Como se ha visto el humano como especie, ha vivido en sociedad y cultura, lo que lo ha dotado de particularidades de desarrollo y adaptación. A decir verdad el repertorio conductual del humano le ha otorgado una variedad de modos de respuestas, dejándole a la cultura el papel de definidor y delimitador. De modo pues que la cultura se reproduce a través del hombre como especie, haciendo uso de las instituciones.
Desde siempre se ha dicho que el aspecto gregario del hombre lo ha llevado a vivir en comunidades, donde tiene que relacionarse y organizarse con sus otros semejantes. En esas comunidades o urbes, existe la territorialidad. Como es natural el hombre tiene demarcado un territorio de su pertenencia donde están sus propiedades materiales y humanas, es el asiento de sus relaciones más cercanas y afectivas. No obstante, para desempeñar sus actividades de producción, de aprendizaje debe salir de su espacio o territorio. Además existe el espacio público donde cada individuo debe circular diariamente para su traslado de un lado a otro; como su nombre lo indica es una zona abierta donde no existe la territorialidad
Cabe destacar el hecho de que cada individuo-especie deba abandonar su territorio para llevar a cabo sus actividades diarias, le representa a ese individuo-especie un riesgo doble, por una parte debe dejar sin protección su lugar con sus seres y cosas más preciadas, eso que hace especial el hogar humano. Por el otro lado, el salir de su territorio representa un riesgo porque se accede a un lugar ajeno y desconocido, donde el hombre está desprotegido de los otros de su especie. Esta circunstancia aflora un sentimiento que activa su agresividad, que de acuerdo a la convención social no debe ser manifestada por el ataque, de modo que el individuo va anulando sus impulsos agresivos (9).
Pero también, se da el caso, que ese espacio público o de transición pase a ser utilizado como espacio propio por las personas en situación de calle, o los que son denominados vagabundos, quienes pasan a ser individuos que despiertan sospechas en los demás, a ellos se les adjudican altos niveles de violencia que en no pocos casos pasan de la adjudicación a la manifestación real de violencia.
Sin duda, que la violencia tiene un origen cultural que es afianzada por las instituciones humanas como el hogar, la escuela, el Estado, lo que le genera su dimensión colectiva, pese a que se exprese causalmente en el individuo. En efecto, en la violencia se interrelacionan los factores propios del sistema comportamental biológico humano y la interrelación de los factores que forman la cultura.
Ahora bien, la familia como institución es una de las mayores fuerzas de contención de la violencia, pues es la manera como se le incorpora las normas y los límites a la persona. Por consiguiente la familia es la responsable de enseñar al niño la diferencia entre lo permitido y lo prohibido, lo inicia en los premios y castigos y lo introduce a la ley.
De allí pues, que la familia ejerce influencia originaria y pasada