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La sangre. Importancia en la práctica médica

lineamientos para establecer estos valores en cada laboratorio, pero hasta la fecha el concepto no es aún bien comprendido, ya que se manejan indistintamente los conceptos valores de referencia, límites de referencia y límites de decisión, conceptos diferentes. (21)

Los valores de referencia deben ser obtenidos de una población clínicamente sana y homogénea; los límites de referencia están asociados a una enfermedad en particular, pero no necesariamente determinan un diagnóstico, y los límites de decisión o valores de corte son «alertas» para el diagnóstico médico; de aquí que para los médicos sean de mayor utilidad estos últimos y son los que se están manejando en las normas en cuestión. (21)

En este sentido, mucho se ha discutido sobre la pertinencia de los valores de referencia, si no son de utilidad para el diagnóstico ¿para qué incluirlos en los formatos de reporte de resultados?, pues porque son una descripción de la población usuaria del laboratorio y de la metodología utilizada, estandarizada por supuesto, para obtenerlos. Los valores de referencia son una guía de los que se podrían considerar «normales» o sin patología, en la población usuaria, pero el hecho de encontrarse fuera de ellos no indica una enfermedad, simplemente que el valor obtenido no está dentro del 95% de la población con la que se calcularon. Es por ello que no es válido utilizar los valores de referencia reportados en los insertos de las casas comerciales, ya que fueron obtenidos, la mayoría de las veces, de poblaciones muy diferentes a las usuarias del laboratorio. (21)

Los valores de corte clínico son más generalizables. Han sido obtenidos por estudios cuidadosamente diseñados para poder establecer un valor que permita una decisión médica para seguir un tratamiento, como la cohorte de Framingham, de donde han emanado todos los factores de riesgo para enfermedad cardiovascular, incluyendo los valores de colesterol, triglicéridos y HDL-colesterol. (21)

Para el caso particular de diabetes mellitus, el valor de corte de glucosa sanguínea en ayunas de 126 mg/dL1 no es indicativo de la enfermedad, sino de una alta posibilidad de desarrollarla. Este valor está muy cercano a muchos de los valores de referencia obtenidos para diferentes poblaciones en el país, en donde el límite superior se establece como 110 mg/dL, por lo que se requiere de un método de cuantificación lo suficientemente confiable y estandarizado como para poder discriminar entre estos dos valores sin correr el riesgo de proporcionar un resultado falsamente positivo. La razón por la que la Asociación Americana de Diabetes (ADA) ha propuesto este límite de decisión es tener una mayor probabilidad de detectar la enfermedad tempranamente. (21)

Con relación a las dislipidemias, los valores propuestos para triglicéridos son los que han desatado alguna controversia. Los triglicéridos son muy dependientes de la dieta y en varios lugares de la República Mexicana las dietas son ricas en grasas neutras, lo que hace que el límite superior de los valores de referencia sea 200 mg/dL o un valor muy cercano a él. De acuerdo a la norma, el valor recomendable para triglicéridos es de 150 mg/dL y se considera hipertrigliceridemia cuando el resultado es mayor a 200 mg/dL, pudiendo ser 201 mg/dL. (21)

Esto hace que los laboratorios clínicos tengan esta técnica de determinación perfectamente estandarizada, desde la concientización del paciente de seguir las indicaciones de ayuno y dieta previa a la toma de la muestra sanguínea hasta el método analítico. (21)

Aún con esto, en algunas poblaciones puede haber un traslape entre los valores de referencia y el límite de decisión médica, y es aquí en donde está la controversia ¿qué hacer en esos casos? Esa decisión le corresponde al médico, pues él tiene todo el cuadro clínico para poder tomar una decisión de proporcionar un tratamiento o no. A nosotros como profesionales del laboratorio clínico nos corresponde proporcionar un resultado que sea confiable. (21)

Por lo tanto, en los informes de laboratorio debemos seguir incluyendo los valores de referencia, pues así lo indica la norma, pero si se quiere proporcionar una ayuda diagnóstica, se podrían anexar los valores de corte clínico que se indican en las NOM-015-SSA2- 1994 y NOM-037-SSA2-2002, especificando que son límites de decisión médica. (21)

Otra de las polémicas de esta investigación documental relacionada con el tema, lo constituyen las transfusiones de sangre.

No es de extrañar que buen número de personas asuman una actitud recelosa ante la administración de la sangre.

Un sondeo realizado en 1996 revelo que el 89% de la ciudadanía prefiere algunas alternativas a la sangre ya que todos rechazan las transfusiones, por los riegos de enfermedades de transmisión sanguíneos y inmunología. (6)

Hoy día la práctica de transfusiones de sangre humana, ocupa una posición prominente en el ámbito de la atención médica moderna, tanto personas del campo médico como muchas otras consideran, la transferencia de sangre de un ser humano a otro como método Terapéutico acepto, al grado que las transfusiones han sido llamadas «La Dádiva de la Vida». (6)

El objetivo de la transfusión de sangre es aumentar la capacidad de transporte de oxígeno, lo que no puede conseguirse de otro modo; no es para aumentar el volumen intravascular, ya que eso se puede lograr con muchas otras medidas.

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El transporte de oxígeno está dado por el contenido arterial de oxígeno (CaO2), multiplicado por el gasto cardíaco. Un gran determinante del CaO2 es la hemoglobina, que a su vez es reflejo del hematocrito; es muy importante conocer el valor de hemoglobina o hematocrito que indica la necesidad de transfundir al paciente. (16)

La indicación de transfusión debe basarse siempre en el juicio clínico, evaluando el estado cardiovascular, la edad y los antecedentes del enfermo, las pérdidas sanguíneas esperadas durante la cirugía, la presión arterial de oxígeno, el gasto cardíaco y el volumen sanguíneo del paciente. (16)

La transfusión debe utilizarse en casos estrictamente necesarios, porque existe el riesgo de transmitir agentes infecciosos como el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), algunos virus de transmisión lenta, el citomegalovirus, los virus de hepatitis C o B, e infecciones agregadas, no solamente por virus, sino por contaminación de las unidades de sangre. A pesar de que se hacen pruebas a todas las unidades destinadas a pacientes, todos los virus tienen un período de ventana en el cual no hay evidencias serológicas de su presencia en la sangre, por lo tanto, sin saberlo podríamos infectar a un enfermo. (16)

Diversos estudios (22-25) se han realizado para determinar la prevalencia de marcadores serológicos para estas enfermedades en los bancos de sangre arrojando diferentes porcientos en sus resultados según el país y características de la población atendida como el sexo y la edad, pero todos coinciden con la afirmación anterior.

¿Cuándo transfundir a un enfermo?

El American College of Surgeons propone un esquema para el uso de sangre en el politraumatizado,