Inicio > Hematología y Hemoterapia > La sangre. Importancia en la práctica médica > Página 5

La sangre. Importancia en la práctica médica

secreción de una hormona llamada eritropoyetina. Ésta estimula la médula ósea para que acelere su producción de eritrocitos, mediante un proceso de retroalimentación. Con una estimulación máxima, la médula ósea puede incrementar la producción de eritrocitos hasta siete veces. (7)

Para que este mecanismo homeostático conserve el número normal de glóbulos rojos, la médula ósea debe funcionar adecuadamente. Para ello, la sangre debe proporcionarle cantidades suficientes de: vitamina B12, hierro, aminoácidos, y cobre y cobalto como agentes catalíticos. La mucosa gástrica proporciona algún factor intrínseco que permite la absorción de la vitamina B12. Si la mucosa gástrica no produce este factor, aparece la anemia perniciosa, en la cual la médula produce menos eritrocitos pero más voluminosos que los normales, de tipo inmaduro y con la membrana excesivamente frágil, lo que motiva que se destruyan rápidamente. (7)

Cualquier lesión de la médula ósea (por ejemplo por rayos X) ocasiona un trastorno de la homeostasis de los eritrocitos. Se puede extraer una muestra de médula ósea del esternón para su estudio. (7)

Los tumores malignos y las infecciones producen anemia por aumento de la destrucción de los eritrocitos normales. (7)

El valor hematócrito es el porcentaje de hematíes en la sangre completa. En estado normal el valor hematócrito en el varón es de 47 (± 7) y en la mujer es de 42 (± 5). Los individuos sanos que viven a grandes alturas suelen tener valores hematócritos elevados (policitemia fisiológica). (7)

Glóbulos blancos o leucocitos

Forman parte de los efectores celulares del sistema inmunitario, y son células con capacidad migratoria que utilizan la sangre como vehículo para tener acceso a diferentes partes de la anatomía. Los leucocitos son los encargados de destruir los agentes infecciosos y las células infectadas, y también segregan sustancias protectoras como los anticuerpos, que combaten a las infecciones. (9,11)

El conteo normal de leucocitos está dentro de un rango de 4.500 y 11.500 células por mm³ (o microlitro) de sangre, variable según las condiciones fisiológicas (embarazo, estrés, deporte, edad, etc.) y patológicas (infección, cáncer, inmunosupresión, aplasia, etc.). El recuento porcentual de los diferentes tipos de leucocitos se conoce como «fórmula leucocitaria». (9,11)

Según las características microscópicas de su citoplasma (tintoriales: la presencia o ausencia de gránulos en su citoplasma) y su núcleo (morfología), se dividen en: (9)

  • los granulocitos o células polimorfonucleares: son los neutrófilos, basófilos y eosinófilos; poseen un núcleo polimorfo y numerosos gránulos en su citoplasma, con tinción diferencial según los tipos celulares, y
  • los agranulocitos o células monomorfonucleares: son los linfocitos y los monocitos; carecen de gránulos en el citoplasma y tienen un núcleo redondeado.

Granulocitos o células polimorfonucleares (7,9)

  • Neutrófilos, presentes en sangre entre 2.500 y 7.500 células por mm³. Son los más numerosos, ocupando entre un 55% y un 70% de los leucocitos. Se tiñen pálidamente, de ahí su nombre. Poseen gránulos pequeños y numerosos; se tiñen con colorantes neutros. Miden 12 a 15 µm, viven unas 10 horas. Se encargan de fagocitar sustancias extrañas (bacterias, agentes externos, etc.) que entran en el organismo. En situaciones de infección o inflamación su número aumenta en la sangre. Su núcleo característico posee de 3 a 5 lóbulos separados por finas hebras de cromatina, por lo cual antes se los denominaba «polimorfonucleares» o simplemente «polinucleares», denominación errónea.
  • Basófilos: se cuentan de 0,1 a 1,5 células por mm³ en sangre, comprendiendo un 0,2-1,2% de los glóbulos blancos. Presentan una tinción basófila, lo que los define. Tienen granos relativamente grandes pero escasos; se tiñen de color púrpura con colorantes básicos; y sus núcleos tienen forma de S. Miden 12 a 15 µm. Segregan sustancias como la heparina, de propiedades anticoagulantes, y la histamina que contribuyen con el proceso de la inflamación. Poseen un núcleo a menudo cubierto por los gránulos de secreción.
  • Eosinófilos: presentes en la sangre de 50 a 500 células por mm³ (1-4% de los leucocitos) Aumentan en enfermedades producidas por parásitos, en las alergias y en el asma. Tienen gránulos citoplasmáticos grandes y numerosos, que se tiñen de color anaranjado con colorantes ácidos como la eosina. Miden 12 a 15 µm. Su núcleo, característico, posee dos lóbulos unidos por una fina hebra de cromatina, y por ello también se las llama «células en forma de antifaz».

Agranulocitos o células monomorfonucleares (7,9)

  • Monocitos: Conteo normal entre 150 y 900 células por mm³ (2% a 8% del total de glóbulos blancos). Esta cifra se eleva casi siempre por infecciones originadas por virus o parásitos. También en algunos tumores o leucemias. Es el más grande de todos los leucocitos, y mide 15 a 20 µm de diámetro; con núcleo bien definido y en forma de riñón, y está rodeado por abundante cantidad de citoplasma. Miden 12 a 18 µm. En los tejidos se diferencian hacia macrófagos o histiocitos.
  • Linfocitos: valor normal entre 1.300 y 4000 por mm³ (24% a 32% del total de glóbulos blancos). tienen un diámetro de 8 µm; el núcleo es esférico y relativamente grande, rodeado por una capa delgada de citoplasma homogéneo. Miden 7 µm. Su número aumenta sobre todo en infecciones virales, aunque también en enfermedades neoplásicas (cáncer) y pueden disminuir en inmunodeficiencias. Los linfocitos son los efectores específicos del sistema inmunitario, ejerciendo la inmunidad adquirida celular y humoral. Hay dos tipos de linfocitos, los linfocitos B y los linfocitos T.

Los linfocitos B están encargados de la inmunidad humoral, esto es, la secreción de anticuerpos (sustancias que reconocen las bacterias y se unen a ellas y permiten su fagocitosis y destrucción). Los granulocitos y los monocitos pueden reconocer mejor y destruir a las bacterias cuando los anticuerpos están unidos a éstas (opsonización). Son también las células responsables de la producción de unos componentes del suero de la sangre, denominados inmunoglobulinas. (9)

Los linfocitos T reconocen a las células infectadas por los virus y las destruyen con ayuda de los macrófagos. Estos linfocitos amplifican o suprimen la respuesta inmunológica global, regulando a los otros componentes del sistema inmunitario, y segregan gran variedad de citoquinas. Constituyen el 70% de todos los linfocitos. (9)

Tanto los linfocitos T como los B tienen la capacidad de «recordar» una exposición previa a un antígeno específico, así cuando haya una nueva exposición a él, la acción del sistema inmunitario será más eficaz. (9)

Fórmula diferencial de los leucocitos: está formada por su presencia porcentual en sangre. La disminución de leucocitos se denomina leucopenia, y su aumento leucocitosis. (7)

Clase Porcentaje

Neutrófilos 60 a 70%

Eosinófilos 2 a 4%