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Estimación de riesgo de pérdida auditiva en la Empresa de Envase Corrugado

automóvil ha convertido a las ciudades en lugares con altos niveles de contaminación acústica, sobre todo en las zonas de tráfico intenso. Considerando que en la mayoría de las situaciones el ruido aparece como un efecto no deseado, y que conlleva unos daños a la salud de las personas, debemos considerar el ruido como un factor de contaminación ambiental tan preocupante como cualquier otro y por tanto, dedicarle los esfuerzos y los recursos necesarios para controlarlo en unos niveles aceptables.

En este sentido, también es necesario esforzarse en la industria, como parte de la sociedad y contribuyente importante a la contaminación acústica soportada por los trabajadores [2].

También con la industrialización y el desarrollo técnico creciente, la contaminación acústica se ha convertido en un problema mundial que incide cada vez más en todas las esferas de la vida “desde la antigüedad se sabe que el ruido excesivo es perjudicial para el oído”. Así se expone en la Biblia, y en la metodología Griega se señala que en un pasaje en que (….) “los curetes, con sus danzas y con el estruendo producido por los golpes de sus armas, impidieron a que cromos (el tiempo) oyera los llantos del niño Zeus”. En la Odisea, Homero relata que…. Ulises tapó los oídos de sus compañeros con cera para que no enloquecieran con los cantos de las sirenas [3].

El ruido además de ser molesto, puede afectar la capacidad de trabajar al ocasionar tensión y perturbar la concentración, por esto puede originar accidentes al dificultar la comunicación y las señales de alarma. El ruido es una de las enfermedades profesionales más comunes y puede provocar alta presión sanguínea, alterar la digestión o provocar estrés, y hacer que se pierda el sentido del oído debido a exposiciones continuas entre otras cosas.

También afecta durante el sueño reduciendo la duración del sueño profundo. Los niños se ven especialmente perjudicados por esto, ya que es durante el sueño profundo que el cuerpo produce las hormonas del crecimiento. Si el sueño profundo se reduce también se alterará el crecimiento.

La exposición breve a un ruido excesivo puede ocasionar pérdida temporal de la audición, que dure de unos pocos segundos a unos cuantos días. La exposición durante un largo período de tiempo puede provocar una pérdida permanente de audición.

La pérdida de audición que se va produciendo a lo largo del tiempo no es siempre fácil de reconocer y, desafortunadamente, la mayoría de las personas no se dan cuenta de que se están volviendo sordos hasta que su sentido del oído ha quedado dañado permanentemente. Desde el punto de vista industrial, el ruido es uno de los principales factores que origina disminución de la productividad de los empleados. Es por eso que se hace necesario reconocer que este factor tiene gran repercusión económica en una sociedad [4].

En estudios realizados en Cuba en los últimos 20 años sobre la exposición a ruido industrial, se ha podido calcular que aproximadamente el 8 % de la población laboral cubana está expuesta a niveles de ruido superiores a 85 dB(A). Esto nos da una idea de las proporciones que tiene la HOR (hipoacusia ocupacional por ruido) en el país.

Las características étnicas de la población cubana en la que existe un gran mestizaje no permiten caracterizar la HOR atendiendo a la raza, si bien en otras latitudes ha sido señalado que la prevalencia entre hombres blancos es mayor que entre los hombres y mujeres negros. Igualmente la ocurrencia de dicha afección es menor entre mujeres y negros que entre hombres blancos [1].

El 24 de abril de cada año se celebra en todo el mundo Día Internacional de la Conciencia sobre el Ruido, ese día fue pensado para que todos tomemos conciencia del daño que nos estamos haciendo al permitir que haya tanto ruido [5].

En Estados Unidos, por ejemplo más de 9 millones de trabajadores se ven expuestos diariamente a niveles de ruido medios de 85 decibelios. Estos niveles de ruido son potencialmente peligrosos para su audición y pueden producir además otros efectos perjudiciales.

Existen aproximadamente 5,2 millones de trabajadores expuestos a niveles de ruido aún mayores en entornos de fabricación y empresas de agua, gas y electricidad, lo cual representa alrededor del 35 % del número total de personas que trabajan en el sector de fabricación en Estados Unidos. Los niveles de ruido peligrosos se identifican fácilmente y en la gran mayoría de los casos es técnicamente viable controlar el exceso de ruido aplicando tecnología comercial, remodelando el equipo o proceso o transformando las máquinas ruidosas.

Pero con demasiada frecuencia, no se hace nada, hay varias razones para ello, en primer lugar, aunque muchas soluciones de control del ruido son notablemente económicas, otras son muy caras, en particular cuando hay que conseguir reducciones a niveles de 85 u 80 dB (decibeles).

Una razón muy importante de la ausencia de programas de conservación de la audición y de control del ruido es que, lamentablemente, el ruido suele aceptarse como un “mal necesario”, una parte del negocio, un aspecto inevitable del trabajo industrial. El ruido peligroso no derrama sangre, no rompe huesos, no da mal aspecto a los tejidos y, si los trabajadores pueden aguantar los primeros días o semanas de exposición, suelen tener la sensación de “haberse acostumbrado” al ruido. Sin embargo, lo más probable es que hayan comenzado a sufrir una pérdida temporal de la audición, que disminuye su sensibilidad auditiva durante la jornada laboral y que a menudo persiste durante la noche.

Esa pérdida auditiva avanza luego de manera insidiosa, ya que aumenta gradualmente a lo largo de meses y años, y pasa en gran medida inadvertida hasta alcanzar proporciones discapacitantes. Otra razón importante de la falta de reconocimiento de los peligros del ruido es que el deterioro auditivo resultante implica un estigma. La opinión que suele tenerse de las personas que sufren deterioros auditivos es que están avejentadas y son mentalmente lentas e incompetentes en términos generales, y quienes corren el riesgo de sufrir este tipo de deterioro son reacios a reconocer ni su deficiencia ni el riesgo por miedo a ser estigmatizados.

Esto es muy de lamentar, porque la pérdida auditiva inducida por ruido llega a ser permanente y, sumada a la que se produce a consecuencia de la edad, puede dar lugar a cuadros de depresión y aislamiento en personas de mediana edad y mayores. Las medidas preventivas deben tomarse antes de que comience la pérdida auditiva. Hace ya unos 30 años que se elaboraron criterios relativos a los efectos del ruido continuo, variable e intermitente, que en lo esencial permanecen inalterados. En cambio, la situación no es la misma para el ruido de impulso. Para una misma energía sonora y a