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Manejo de la rotura espontánea de membranas antes del inicio del trabajo de parto en gestantes a término

segundos de duración) o no se llega a alcanzar el tono basal normal entre contracciones estamos ante una hiperestimulación uterina que puede comprometer la perfusión útero-placentaria y dar lugar a un patrón de FCF anómalo. (1) (10)

La hiperestimulación suele ocurrir con la administración de dosis muy altas de oxitocina aunque también existen úteros muy sensibles a cambios de dosis mínimos. La situación es impredecible por lo que debemos estar siempre alerta. (1)

La actuación ante una hiperestimulación es parar la perfusión de oxitocina, colocar a la paciente en decúbito lateral y administración de oxígeno mediante gafas o mascarilla (eficacia dudosa). Si el problema no revierte se administrarán fármacos uteroinhibidores (ritodrina). Si la hiperestimulación remite y el patrón de FCF vuelve a la normalidad se podrá reanudar con posterioridad la perfusión de oxitocina vigilando todavía más la situación. Si con las medidas anteriores el patrón no mejora y aún no es posible el parto vaginal se practicará una cesárea urgente. (1)

Otro efecto adverso de la administración de oxitocina es la pérdida de bienestar fetal. El bienestar del feto ha de ser vigilado estrictamente mediante monitorización electrónica continua, a poder ser con electrodo interno para evitar pérdidas de foco. Deberíamos de tener posibilidad de realizar monitorización bioquímica intermitente mediante el análisis del pH adquirido mediante microtoma de sangre capilar de la calota del feto intraparto. (1)

La rotura uterina es otro efecto adverso que puede aparecer ante el uso de oxitocina vía intravenosa (IV). Es algo poco frecuente pero hay que tenerla presente y saber reconocerla rápidamente puesto que reviste mucha gravedad. Los factores de riesgo de rotura uterina son el uso de grandes cantidades de oxitocina vía intravenosa (IV) durante el trabajo de parto (ya sea para inducir o para mantener una buena dinámica uterina) y la existencia de cicatrices uterinas previas. (1) (6) (10)

La infección materno-fetal se considera también un efecto adverso de la oxitocina vía intravenosa (IV). Hay que vigilar el riesgo de infección en todo momento, sobre todo a partir de las 24 hoas de la rotura de membranas. Este riesgo se ve facilitado por los tactos vaginales, el sondaje vesical y la amniorrexis artificial. (1)

La administración de oxitocina vía intravenosa (IV) puede conllevar alteraciones del control metabólico en la madre. La gestante se ve sometida a ayuno a veces superior a 12 horas, las contracciones uterinas suponen un trabajo muscular importante, la sudoración y la hiperventilación frecuente son situaciones que facilitan que la gestante entre en acidosis y se deshidrate. Debemos controlar la diuresis y administrar glucosa y líquidos durante la inducción del parto. (1)

También pueden aparecer alteraciones cardiovasculares como vasodilatación o depresión miocárdica aunque son raras con las dosis de oxitocina utilizadas en nuestro medio. (1) (6)

La oxitocina tiene acción antidiurética (se asemeja a la arginina-vasopresina). Puede aparecer un síndrome de intoxicación acuosa si se administran volúmenes grandes de líquido combinado con cantidades de oxitocina superiores a los límites de seguridad durante un considerable periodo de tiempo. Los límites de seguridad están en 20 mU/min o 40 gotas/min. (1) (6)

Reconoceremos la intoxicación acuosa por la aparición de náuseas, confusión, convulsiones y coma. Si esto ocurre debemos interrumpir la perfusión del fármaco y corregir el equilibrio hidroelectrolítico. (1)

La falta de respuesta a la estimulación uterina tras la administración de oxitocina endovenosa se considera una complicación. Cuando esto sucede existe mayor riesgo de intoxicación acuosa puesto que la duración de las perfusiones y la dosis de oxitocina utilizada es mayor para intentar conseguir el efecto deseado. (10)

Cuando la dosis total de oxitocina perfundida es mayor de 20 unidades se han visto casos de aumento de hiperbilirrubinemia neonatal. La ictericia que se produce es leve y transitoria. (6)

TRATAMIENTO DE LA RPM:

Ante una rotura prematura de membranas el tratamiento será diferente según la edad gestacional. Si estamos ante una gestante a término cuyo índice de Bishop es superior a 6 se esperará un periodo de tiempo de 12 +- 3h durante las cuales, en la mayor parte de los casos, el parto se iniciará espontáneamente. Después de esperar este tiempo se iniciará la inducción con oxitocina puesto que se prevé un parto fácil en estas condiciones y supondrá menor riesgo de sufrimiento fetal e infecciones que la conducta expectante. (4)

Cuando el test de Bishop es inferior a 6 puntos no hay un acuerdo sobre cuál es la actitud más conveniente a seguir. Podemos seguir una “conducta expectante” con una adecuada vigilancia durante las siguientes 24-48 horas, o bien proceder a una “inducción con oxitocina” a las 12 horas de la rotura prematura de membranas (RPM). Si pasadas 12 horas tras la rotura prematura de membranas (RPM) no se ha establecido dinámica uterina y las condiciones del cuello uterino son desfavorables se procederá a realizar una “maduración cervical con prostaglandinas”. (4)

La antibioterapia comenzará cuando hayan pasado 6 h desde la rotura prematura de membranas (RPM) siguiendo la pauta instaurada en cada centro. Las pacientes que presenten un cultivo vaginal/rectal positivo para SGB deberán iniciar la pauta antibiótica en el momento que ingresen en el hospital. (4)

RPM Y RIESGO DE CORIOAMNIONITIS:

La corioamnionitis es la infección de las membranas ovulares, la placenta, el líquido amniótico y eventualmente del feto. Sucede en el 1-2% de todas las gestaciones, siendo más frecuente en los partos prematuros y estando asociada habitualmente con una ruptura de membranas prolongada y con un trabajo de parto largo en el tiempo. La vía más común de los gérmenes para llegar a la cavidad amniótica es el ascenso a través del canal del parto. (7)

La corioamnionitis o infección intraamniótica es una causa importante de morbilidad materno-fatal, incluyendo la sepsis neonatal y el parto prematuro. Tiene una prevalencia del 5-10% incluyendo gestaciones a término y pretérmino. (8)

Se considera que la corioamnionitis como complicación obstétrica aparece con más frecuencia en gestantes con rotura prematura de membranas (13-60%) que en gestantes con amenaza de parto prematuro y membranas íntegras (5-15%). (8)

CONTROVERSIAS SOBRE EL MANEJO DE LA RPM A LO LARGO DE LA HISTORIA:

Durante los años 50 y 60 se estableció el concepto de que ante una RPMA el riesgo de