estudio hubieran sido diferentes con los protocolos que tenemos hoy en día. (11)
Los revisores de la Cochrane y del estudio TERMPROM consideran ambas opciones, inducción y manejo expectante durante 72 a 96 h, como actuaciones razonables en la rotura prematura de membranas (RPM).
El tiempo óptimo de espera para la inducción no es conocido. (11)
El porcentaje de inducciones de parto ha ido ascendiendo uniformemente en EEUU desde al menos 1989 cuando los datos de esta práctica obstétrica empezaron e estar disponibles en los certificados de nacimiento. (13)
Actualmente, una de cada cinco embarazas se ve sometida a inducción del parto. El mayor porcentaje de inducciones ocurre entre las mujeres con gestaciones post-término (25% de las mujeres que alcanzan las 41 semanas de gestación). Este incremento en las inducciones ha intensificado la preocupación obstétrica porque la inducción del parto conduce a un incremento de nacimientos por cesárea. (13)
Durante los años 90 hubo al menos 8 publicaciones que trataron específicamente de los efectos de la inducción del parto sobre el porcentaje de cesáreas. Con algunas excepciones, estas publicaciones hablaban de los efectos de la inducción del parto en las cesáreas incluyendo un grupo muy heterogéneo de pacientes con muchos factores de riesgo potenciales confusos para realización de cesárea. Por ejemplo, la mayoría incluían un amplio espectro de edades gestacionales, múltiples indicaciones de inducción tales como preeclampsia, y diferentes métodos de inducción. La multiplicidad de estos factores hizo difícil determinar si la inducción del parto per se, o las circunstancias de las pacientes bajo las cuales debía llevarse a cabo la inducción, era la que influía en el resultado de cesárea. (13)
En el estudio realizado en el año 2001 por Alexander et al. para determinar los efectos de la inducción del parto en las cesáreas en gestantes post-término el 52% de las embarazadas iniciaron el parto de manera espontánea antes de ser sometidas a la inducción. Pudo comprobarse que el parto fue más largo en las mujeres inducidas y que la analgesia epidural fue más demandada entre estas mujeres que entre las que tuvieron un parto espontáneo. El número de cesáreas fue significativamente aumentado en el grupo de mujeres sometidas a inducción del parto; este incremento fue causado únicamente por fallo de progreso de parto o fallo de inducción. (13)
Otros factores de riesgo asociados para la realización de una cesárea durante una inducción incluyen: cuello sin dilatar, uso de analgesia epidural, edad gestacional avanzada y nuliparidad.
Alexander et al. en este artículo revisó 6 estudios retrospectivos publicados en los años 90 que trataban específicamente de los efectos de la inducción del parto en el riesgo de cesáreas. 4 de los 6 autores revisados opinaron que la inducción del parto sí incrementa el porcentaje de cesáreas. Los otros 2 autores opinaron que el incremento en las cesáreas fue debido a la nuliparidad y a la presencia de cérvix sin dilatar y no a la inducción per se. (13)
En el año 2005 Yamani Zamzami llevó a cabo un estudio para comparar los resultados de un manejo expectante versus inducción del parto en gestantes de bajo riesgo a término con rotura prematura de membranas (RPM). (14)
El manejo de la rotura prematura de membranas (RPM) es muy controvertido. La inducción temprana tras rotura de membranas en gestantes a término ha sido recomendada por muchos estudios. Sin embargo, una indiscriminada inducción temprana con oxitocina no está exenta de complicaciones. En los casos de inducción es más probable que el parto se alargue en el tiempo incrementándose así el riesgo de complicaciones maternas y fetales, y aumentando el porcentaje de partos instrumentados. (14)
Últimamente se está sugiriendo un manejo expectante en los casos de rotura prematura de membranas (RPM) con la intención de conceder más tiempo para que tenga lugar la maduración cervical y así aumentar la posibilidad de que tanga lugar un parto vía vaginal. No obstante, para muchos obstetras, este tema todavía no está resuelto. Los objetivos de Zamzami con este estudio fueron averiguar si la rotura prematura de membranas (RPM) a término, per se, era un efecto adverso para los resultados materno-fetales y evaluar los resultados de un manejo expectante versus inducción del parto en la rotura prematura de membranas (RPM). (14)
La inmediata inducción del parto en caso de rotura prematura de membranas (RPM) a término solía ser una práctica estandarizada para evitar potenciales complicaciones de infección intrauterina y oligohidramnios. Sin embargo, los resultados de los estudios tempranos que tienden a apoyar esta política nos conducen hacia una población muy variada, que podría tener otros factores de riesgo asociados además de la rotura prematura de membranas (RPM), los cuales por ellos mismos demandarían una actuación inmediata. (14)
El estudio de Zamzami examinó los resultados materno-fetales cuando la rotura prematura de membranas (RPM) era el único factor de riesgo presente en las gestantes. Los resultados mostraron que no se incrementa el riesgo de morbilidad materno-fetal si llevamos una conducta expectante ante la rotura prematura de membranas (RPM). Además, este estudio demostró también que la mayoría de las mujeres a las que se les ofreció un manejo expectante de la rotura prematura de membranas (RPM) se pusieron de parto de manera espontanea en las 24 h posteriores a la rotura de la bolsa. (14)
Sin embargo, según un estudio comparativo realizado por Shalev et al. en el año 1995 la demora de 72 h para iniciar la inducción del parto a la espera de un inicio espontáneo del mismo no ofrece beneficios clínicos para la madre e incrementa la duración y el gasto de la hospitalización. (14)
Tradicionalmente, el riesgo de fiebre intraparto y corioamnionitis ha sido relacionado con la duración de la rotura de membranas. No está claro si los antibióticos deberían darse de manera rutinaria para prevenir la infección de las membranas ovulares y del líquido amniótico. (14)
En una revisión reciente de la Cochrane sobre el uso de antibióticos en mujeres con rotura prematura de membranas (RPM) a término, Flenady et al. concluyen que no parece justificable exponer a todas las mujeres al uso de antibióticos sin una indicación clínica evidente. El beneficio de una profilaxis antibiótica de rutina para la prevención de infección maternal con un cultivo negativo para el estreptococo del grupo B es cuestionable y nada tiene que ver con la duración de la rotura prematura de membranas (RPM) a término. (14)
Alcalay et al. indican que un manejo expectante de la rotura prematura de membranas (RPM) no incrementa