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Técnicas cognitivo-conductuales para la intervención del bullying

rendimiento académico en los que suelen faltar constantemente a clase por sufrir a diario el acoso de los compañeros.

De acuerdo con los puntos de vista de los investigadores antes presentados, genera un marco referencial muy importante para la investigación dado que el acoso escolar puede causar inasistencias, bajo rendimiento y hasta daños físicos o psicológicos si no se atienden a tiempo. Dada la información recabada se evidencia de que existe la necesidad de capacitar a los docentes de aula sobre el diseño de técnicas cognitivo conductuales para la intervención del acoso escolar a fin de disminuir ese tipo de conductas en la Escuela Bolivariana “José Macario Yépez” institución en la cual se está realizando la investigación.

Basamento Teórico

Las bases teóricas que fueron tomadas en consideración para la investigación, están integradas por temas íntimamente relacionadas con la problemática que se estudia en cuanto al bullying (acoso escolar), también conocido como hostigamiento escolar, es definido como cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado. Estadísticamente, el tipo de violencia dominante es el emocional y se da mayoritariamente en el aula y patio de los centros escolares.

Así mismo, el acoso escolar es una especie de tortura, metódica y sistemática, en la que el agresor sume a la víctima, a menudo con el silencio, la indiferencia o la complicidad de otros compañeros. Este tipo de violencia escolar se caracteriza, por tanto, por una reiteración encaminada a conseguir la intimidación de la víctima, implicando un abuso de poder en tanto que es ejercida por un agresor más fuerte. El sujeto maltratado queda, así, expuesto física y emocionalmente ante el sujeto maltratador, generándose como consecuencia una serie de secuelas psicológicas; es común que el acosado viva aterrorizado con la idea de asistir a la escuela y que se muestre muy nervioso, triste y solitario en su vida cotidiana.

En relación con las implicaciones anteriores, Olweus (2004) “un alumno es agredido o se convierte en victima cuando está expuesto, de forma repetida y durante un tiempo, a acciones negativas que lleva a cabo otro alumno o varios de ellos”. (p.25). Cabe destacar que el autor define las acciones negativas como aquellas situaciones en las que algún individuo de forma intencionada, causa daño, hiere o incomoda a otra persona, es decir que el acoso escolar se lleva a cabo cuando un alumno agrede constantemente de forma física, verbal o psicológica a otro compañero. Este acoso suele darse generalmente en grupos aunque en esos grupos siempre exista uno que dirija las acciones.

Al respecto Aviles (2006), llama acoso escolar o Bullying a “La intimidación y el maltrato entre escolares de forma repetida y mantenida en el tiempo, siempre lejos de la mirada de los adultos, con la intensión de humillar y someter abusivamente a una víctima indefensa…” (p.82).

Es necesario e importante destacar que solo se puede hablar de acoso escolar cuando es un alumno o un grupo de alumnos quienes hostigan a otro u otros más pequeños o en menores condiciones para defenderse, ya que este se da cuando hay un desequilibrio de fuerza bien sea físico o psicológico. No se puede hablar de acoso escolar cuando dos niños de igual edad y fuerza riñen o se pelean.

El acoso escolar está caracterizado por acciones o agresiones físicas ya sean patadas, peleas, zancadillas, tirones de pelo, entre otros. También se considera acoso escolar el acoso no físico o psicológico que puede ser tanto verbal (insultos, burlas, motes) como no verbal (hacer gestos groseros, despreciar, ignorar, aislar, enviar notas ofensivas, entre otros) de parte de unos alumnos hacia otros más pequeños o débiles. Es importante destacar que en el acoso escolar según lo señalado por Rodríguez (s. f) se pueden identificar tres (3) participantes o elementos intervinientes conformados por el acosador, el acosado y el que contempla la situación de daño y no interviene, es decir, el observador.

En referencia a acoso escolar Valero (2010), sostiene que muy propio de los escolares es el grupo de iguales y su gran importancia por pertenecer a uno. Es por eso que un caso de acoso escolar o bullying es más probable que sea instigado por un grupo de alumnos en el que uno suele ser el agresor principal y el resto de “acompañantes de batalla”.

Muchas de las investigaciones mencionadas sitúan como principal escenario el aula o el interior del colegio y/o escuela, es allí donde más casos de acoso escolar o bullying se conocen y concluyen que agresores y victimas comparten aula o, al menos, curso.

Las causas del acoso escolar deben ser englobadas en una perspectiva que incluya diferentes factores a tener en cuenta. Entre ellos:

  • Los factores individuales se puede encontrar una personalidad retraída o con baja autoestima en el caso de las víctimas y un temperamento agresivo y alteraciones en la emoción y la conducta en el caso de los agresores.
  • En el caso de los agresores, el factor familiar es uno de los más importantes, donde la inestabilidad en la estructura familiar, falta de vínculo afectivo o abandono, convivencia familiar pobre, contradicciones, imposición o autoritarismo, presencia de actos violentos, permisividad o pasividad, entre otros.
  • Cabe comentar que el fracaso escolar no parece ser una característica importante como causa del acoso escolar o bullying en alumnos agresores en comparación con el resto de factores, pues muchos estudios no han encontrado relaciones directas entre ambas variables: acoso escolar o bullying y fracaso escolar. También existen factores que provienen directamente del centro escolar que afectan en la dinámica acoso escolar o bullying como actitudes de falta de coordinación y colaboración entre el profesorado, inconsistencia en la prevención de conductas agresivas, intrusismo profesional o la permisividad del profesor así como la convivencia de varias culturas dando lugar a actos racistas.

La consecuencia más evidente en ambos lados, víctimas y agresores, suele ser la disminución del rendimiento escolar junto con un cambio en el comportamiento habitual. El agresor, al tener éxito con conductas intimidatorias frente a los compañeros, puede elevar las probabilidades hacia una conducta delictiva en un futuro, al ver en este comportamiento una nueva forma para conseguir sus objetivos. Además, puede conseguir un mejor status social a base de refuerzos del grupo sobre su acto agresivo o violento. En este caso, las consecuencias van más allá del ambiente escolar. El hecho de aprender a comportarse de este modo para conseguir lo que quiere, el agresor puede llegar a extender esas formas de dominio del otro a la convivencia doméstica.