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Úlceras y heridas tórpidas. Problema social en aumento

– Loción rubra,

– Pomadas (MIL),

– Compuestos yodados,

– Yema de huevo + aceite de rosas + trementina

– Par‚ (1.510), para heridas por arma de fuego.

– Ácidos piroleñosos (Hufeland, 1.839)

– Etc, etc, etc,…

Muchas de estas aplicaciones nos causan risa en nuestros días, otras de ellas escalofríos pues son auténticas barbaridades, pero otras tienen su fundamento e incluso con el criterio y avance de nuestros días reconocemos sus propiedades aunque existan medios más sencillos para conseguir un mejor fin.

Prueba de ellos puede ser por ejemplo el azúcar para tratar las heridas infectadas que se empleó originalmente en 1.679 por Scultetus en Alemania.

El azúcar no contiene sustancias antibióticas o germicidas sino que mata las bacterias mediante un proceso de deshidratación de células y que no afecta a tejidos sanos.

Cualquier bacteria presente en una herida y tratada con azúcar, comienza a perder agua y a acumular sales a través de la osmosis.

A medida que se contrae el contenido de la célula, la bacteria pierde su forma y estructura y eventualmente muere.

Vemos pues que se ha empleado de todo y cada cosa con el criterio de sus días.

Nos damos cuenta de que es cierto que el arte es eterno y los sistemas perecederos y sabemos que actualmente muchos profesionales siguen empleando medios arcaicos para el tratamiento de las heridas o siguen usando o mal usando productos que si bien tienen unas indicaciones concretas, generalizan y emplean habitualmente y de forma continuada productos que biológicamente se puede demostrar producen muerte celular e impiden la formación de tejidos de granulación y que puede ser el caso de los compuestos yodados, la clorhexidina, cetrimide e hipocloritos.

Por tanto hago desde aquí un llamamiento con esta reflexión:

¿Se sigue de cerca la evolución de lo que se manda o utiliza?

No olvidemos que la Observación es la única senda que conduce al acierto.

LAVADO DE HERIDAS

Al igual que el capítulo anterior también se han empleado multitud de soluciones para el lavado/desinfección de las heridas, y algunas de ellas siguen empleándose en la actualidad:

–                      Agua oxigenada con suero salino a partes iguales,

–                      Agua oxigenada del 3 al 6%,

–                      Armil,

–                      Clorina,

–                      Baños prolongados,

–                      Permanganato potásico al 1/10.000 (0’1%),

–                      Clorhexidina acuosa del 0’01% al 0’05%,

–                      Cetrimida al 1%,

–                      Povidona yodada hasta el 10%,

–                      Ácido acético al 5%

–                      etc…,

Todos estos antisépticos son de dudosa acción y la valoración científica de los mismos si que evidencia contraindicaciones:

–                      citotóxicos,

–                      dermatitis de contacto,

–                      alergias,

–                      eczemas,

–                      retrasan la cicatrización,

–                      muchos de ellos son altamente tóxicos demostrándose que

–                      se reabsorben a través de la herida y pueden producir

–                      tirotoxicosis y toxicidad hepática y renal.

La mayor parte de los estudios presentan pruebas fehacientes de que los antisépticos son más tóxicos para las células de la herida que para las bacterias. El leucocito (célula primaria del mecanismo de defensa de las heridas), es más sensible que las bacterias a la acción de los agentes antisépticos (demostrado en 1.919 por A. Fleming)

Cualquier posibilidad inicial de cicatrización (por pequeña que sea), puede quedar totalmente anulada por la presencia de antisépticos.

El antiséptico destruye (solo durante algún tiempo) a la mayoría de los microbios de la piel sana, pero es ineficaz en la herida al resultar inhibido por la albúmina del suero, y si se aumenta la concentración, se aumenta paralelamente la acción biodegradante del producto, al no distinguir éste entre microbio y célula viva.

Por todo lo expuesto aconsejamos la irrigación con un fluido no irritante como suero fisiológico opcionalmente hipertónico y siempre templado (+/- 40º C)

PRODUCTOS ACTUALES DE TRATAMIENTO

Existe una gran variedad de productos para el tratamiento de estas lesiones. Brevemente describimos los más importantes dejando claro de que existen muchos más y agradeciendo desde estas líneas a las empresas que poseen equipos de investigación, su lucha constante por conseguir nuevos productos, que aunque están basados en el sentido comercial, hay que reconocer que contribuyen a que todos, día a día, vivamos un poco mejor.

–                      VARIHESIVE (Hidrocoloide): compuesto por partículas de pectina gelatina y carbometilcelulosa sódica en una masa de elevada adherencia y flexibilidad (poliisobutileno), recubierta en su parte de no contacto con la herida de una película semipermeable de espuma de poliuretano. A pesar de sus diferentes medidas se puede cortar a cualquier tamaño sin perder sus propiedades. Disponible también con micromalla intermedia (gel control), en pasta, gránulos y transparente.

–                      COMFEEL (Hidrocoloide): compuesto por partículas de carboximetilcelulosa sádica en una masa de elevada adherencia y flexibilidad (resina sintética Curagard), recubierta en su parte de no contacto con la herida de una película semipermeable de poliuretano. Disponible también en pasta, gránulos y transparente.