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Efectos a corto plazo del uso de los videojuegos violentos sobre parámetros hemodinámicos

estrógenos, parecen producir el efecto contrario; estudios han demostrado que los niños y niñas pre-púberes presentan el mismo patrón de agresividad, lo cual se modifica con el aumento de los estrógenos endógenos. (14)

Estudios previos consultados en relación con el género, revelan que los varones dedican más tiempo a los videojuegos y que su frecuencia de juego es mayor que en las mujeres. Hay coincidencia al asegurar que al hablar de diferencias en cuanto al género, los jugadores sobrepasan a las jugadoras en el número de horas que dedican al juego. (13);

En el año 2012 Salcedo y cols. en su investigación cuasi experimental para determinar la conducta y los efectos hemodinámicos de los escolares durante la práctica de videojuegos en la Escuela Bolivariana Javier, Barquisimeto Estado Lara, no encontraron cambios hemodinámicos durante la práctica de videojuegos violentos y no violentos (10); por otro lado en el 2005 Estallo y cols., establecen que se presenta alteración de la presión sanguínea y el ritmo cardiovascular con la práctica de videojuegos (6); en esta investigación, se observaron diversos hallazgos; en los individuos del grupo B con rasgos violentos sometidos al videojuego no violento, la media de la frecuencia respiratoria basal fue de 18,3 ± 2,7 r/min, durante el mismo fue de 19,3 ± 2,1 r/min y posterior 18,9 ± 2,2 r/min siendo las diferencias de estos con la basal estadísticamente significativa (p=0,001 y p=0,001); al comparar la basal de la frecuencia respiratoria en este grupo, con la frecuencia respiratoria durante el video con escenas de violencia real, se evidencia una diferencia de 3,3 r/min (p=0,0001); a su vez al comparar dichas manifestaciones entre los individuos con rasgos violentos y no violentos de este grupo, se observó que los cambios son más leves en aquellos con rasgos violentos.

En cuanto a la frecuencia respiratoria del grupo C con rasgos violentos, se observó diferencia estadísticamente significativa (p=0,000) entre la media de la frecuencia respiratoria antes y durante la exposición al videojuego violento y durante el video violento siendo de 16,3 rpm ± 0,6, 16,7 r/min ± 2,7 y 20,5 r/min ± 2,9 respectivamente, a su vez se apreció que al comparar los individuos con rasgos de la personalidad violentos y no violentos de este grupo, la diferencia entre los valores basales con los obtenidos durante y posterior al videojuego violento aumentan significativamente sólo en los sujetos no violentos, pero ambos contingentes del conjunto se comportan de manera similar ante el video con escenas de violencia real.

Con respecto a la media de la frecuencia cardiaca, a pesar de no ser estadísticamente significativa, se observó que tanto el grupo B como el C presentaron ligeros aumentos durante el videojuego (1,1 l/min y 0,6 l/min sobre la media respectivamente) con leve descenso posterior a dicho estimulo; sin embargo al comparar los individuos violentos y no violentos de cada grupo, se apreció que en los violentos existe un descenso de la misma durante el videojuego (1 l/min y 1,8 l/min sobre la media en el grupo B y C respectivamente) en comparación con los individuos no violentos, donde hay aumento de la frecuencia cardiaca (5,0 l/min en grupo B y 3,5 l/min en grupo C); en las mediciones posteriores al videojuego todos se comportaron de la misma forma (leve descenso de la frecuencia cardiaca); otro hallazgo interesante es que durante la exposición al video con escenas de violencia real, al confrontar este parámetro hemodinámico, en ambos grupos se obtuvo resultados similares (aumento de la frecuencia cardiaca: 4,5 l/min en el grupo B y 4,25 l/min en el grupo C sobre la media en comparación con la basal), sin embargo el mismo es más evidente al comparar los individuos no violentos de cada grupo (10,5 l/min grupo B y 4,5 l/min grupo C sobre la media).

En el caso de la presión arterial sistólica, se observó un aumento en comparación con la basal en ambos grupos, durante la exposición al videojuego (6mmHg para el grupo B y 3,8 mmHg para el grupo C de diferencia sobre la basal); dicho aumento solo fue significativo estadísticamente en los individuos violentos del grupo C (9,2mmHg; p= 0,012); de igual forma se presentó un leve descenso en la misma posterior al videojuego; es de resaltar que a pesar que ambos grupos se comportaron de manera similar ante el video con escenas de violencia real, en los sujetos con rasgos de personalidad violentos del grupo C la presión arterial sistólica (PAS) permanece elevada tanto durante la exposición al videojuego violento como al video con escenas de violencia real, con diferencias sobre la basal muy similares (9,2 mmHg y 9,6 mmHg respectivamente), resultados que contrastan con los conseguidos en los individuos no violentos del grupo C.

Con respecto a la presión arterial diastólica, se encontró comportamiento muy similar a la presión arterial sistólica entre los grupos experimentales, se evidenció un aumento en comparación con la basal en ambos grupos, durante la exposición al videojuego (1,4 mmHg para el grupo B y 1,5 mmHg para el grupo C de diferencia sobre la basal), siendo significativo dicho asenso solo en los individuos violentos del grupo C (4,5 mmHg; p= 0,048) con un leve descenso posteriormente; la presión arterial diastólica (PAD) de los individuos con rasgos de la personalidad violentos del grupo C permaneció elevada tanto durante el videojuego violento como durante el video con escenas de violencia real en mayor cuantía, al cotejar con el grupo B (3,2mmHg contra 1,5 mmHg en el grupo B y 2,7 mmHg contra 0,9 mmHg del grupo C); esto sugiere que la respuesta desencadenada por el estimulo, en este caso el videojuego violento, es similar a la provocada por el video con escenas de violencia real en los individuos con rasgos de la personalidad violenta, o bien que los videojuegos no violentos conllevan a un estado de relajación que disminuye la respuesta del organismo ante los estímulos violentos.

Esto podría explicarse por la activación del eje hipotalámico-pituitario.-adrenal (HPA), ante una amenaza real o imaginaria, la cual sitúa al sujeto en el modo de respuesta activa. En estos casos, el sujeto se prepara para luchar o huir, según cuál sea la naturaleza del peligro; la respiración se acelera, el corazón late más fuerte, la mente se activa y se concentra en la situación peligrosa, además, los músculos reciben el suministro sanguíneo y de combustible extra, preparándose para una acción inmediata, aumentando la fortaleza física. (15)

Cuando se analiza el comportamiento del grupo A con rasgos violentos, se evidencia que la diferencia entre la media de la frecuencia cardiaca antes del video violento y durante el mismo es de 7,3 l/min, siendo estadísticamente significativa p=0,043; de igual manera la diferencia entre la media y la basal de la frecuencia respiratoria antes y después de observar el video violento (3,7 r/min; p=0,004), de la presión arterial sistólica (5, mmHg; p=0,225) y la presión arterial diastólica (9,5 mmHg;