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Entorno familiar y drogadicción en adolescentes. Una cuestión cultural

  • Activan el estado de alerta y vigilia y aumentan el tono vital del usuario (sistema respiratorio y cardiovascular)
  • Estimulantes mayores: cocaína y anfetaminas.
  • Estimulantes menores: nicotina y xantinas (cafeína, teína, etc.)

Sustancias alucinógenas

  • Distorsionan el funcionamiento del cerebro.
  • Dan lugar a alteraciones perceptivas tales como desordenes sensoriales, alucinaciones, etc.
  • Alucinógenos: LSD y otros.
  • Derivados del cannabis: Hachís, marihuana, etc.
  • Drogas de síntesis.

Drogodependencia

La dependencia a las drogas ha sido definida como un estado de malestar producido por la suspensión brusca de una droga en el individuo que ha estado sometido a los efectos del fármaco mediante su administración repetida en forma crónica. La dependencia puede manifestarse solamente por apreciaciones subjetivas y sensaciones molestas de insatisfacción, poco definidas en cuanto a su naturaleza, que dan lugar al deseo (desde moderado hasta muy intenso) de obtener mediante el consumo de la droga los efectos y sensaciones percibidas en anteriores administraciones. Estas características corresponden a la dependencia psíquica o psicológica. (4)

La drogodependencia: Es un fenómeno multicausal, por lo tanto pretender abordarlo desde una sola teoría sería utópico. Hay que considerar, que los factores que intervienen son múltiples, y que pese a tener un patrón común, que es la droga, debemos establecer diferencias entre los consumidores.

Encontramos varios tipos de consumidores, que podemos diferenciar así:

* Consumidor terapéutico: Es quién consume drogas psicoactivas por indicación médica, o quien se las auto médica por consejo de terceros, por ejemplo, Rohipnol. La mayoría de los pacientes bajo control médico, dejan de consumirlos una vez obtenidos los efectos terapéuticos. En muchos casos, la automedicación, particularmente de productos que actúan sobre la ansiedad y la angustia, transforman al sujeto en consumidor habitual.

* Consumidor experimental: El consumidor toma la droga por curiosidad, por experimentar sus efectos, por imitar al grupo de amigos. Después del primer contacto no reincide por que no le molesta.

* Consumidor circunstancial: La persona no consume habitualmente drogas, pero suele hacerlo ocasionalmente si se encuentra en compañía de consumidores en una fiesta o reunión. No es un uso regular ni premeditado, sino de participación en el grupo en el cuál se halla ocasionalmente. Ser consumidor circunstancial no significa ser dependiente.-

* Consumidor habitual: Es quién recurre a la droga con regularidad, si bien no centra en ella el interés de su vida. La droga no le impide mantener un comportamiento normal. Si se lo propone puede prescindir de ella.

* Consumidor dependiente: El consumidor depende absolutamente de la droga, en la que se centra su vida. Su actividad principal es obtenerla y consumirla. La privación le ocasiona estados de angustia. (10)

Sabemos que las adicciones siguen un itinerario común. Comienzan cuando un joven prueba drogas por novedad. Con el tiempo si la utiliza en forma reiterada, llegará a recurrir a ellas para enfrentar una situación dolorosa o estresante; el cerebro hará la conexión rápidamente con esa experiencia y en adelante la buscará para evitar el dolor o el nerviosismo. Después de un tiempo cuando ya empieza a usarla sistemáticamente, va necesitando consumir cada vez más para obtener el mismo resultado y al final ni siquiera consume para conseguir el estado de antes, sino para ser normal.

Las drogas no solo perjudican a la persona que las toma. A su alrededor muchas otras personas padecen sus consecuencias. Las drogas interfieren en la relación con el entorno, la familia y el trabajo, y pueden llegar a comprometer seriamente el proceso de aprendizaje, especialmente en el caso de los jóvenes y adolescentes. Además, las drogas incrementan el riesgo de sufrir todo tipo de accidentes.

FACTORES DE RIESGO FAMILIARES

La droga es una realidad y no existe ningún antídoto que pueda prevenir contra ella, de forma eficaz y definitiva. Sin embargo, la adecuada educación y la dinámica familiar sana que generan personalidades fuertes son los mejores medios de prevención. Muchos de los factores de riesgo personales se producen precisamente por las disfunciones familiares.

1.                   Actitudes y hábitos permisivos en relación con las drogas.

Cuando los padres fuman, beben y utilizan tranquilizantes, los niños crecen con este ejemplo y se forman la idea de que esas sustancias forman parte de la vida normal. Muchos padres de familia no rechazan claramente las drogas y admiten que se consuman con moderación; esto hace que sus hijos perciban un doble mensaje: Podrían utilizarse alguna vez aunque no sean convenientes.

Por otro lado, se quita responsabilidad y capacidad de decisión a los consumidores culpando del uso de drogas al gobierno, a los narcotraficantes, a los colegios o a los centros de diversión; la conclusión de muchos jóvenes es la siguiente: Si uso drogas, no es mi culpa.

Por lo común estas actitudes provienen de la información inadecuada de la ignorancia de los padres, que son, a su vez, víctimas de los mismos errores difundidos entre los jóvenes. La Dirección General de la Juventud encontró que es muy escasa la participación de los padres en la información que reciben los hijos, quienes acuden por lo general a sus amigos o se basan en lo que difunden los medios masivos de comunicación.

Los factores de riesgo sólo predisponen a las adicciones, pero no son determinantes porque cada persona reacciona de distinta manera.

2.- Relaciones deficientes entre padres e hijos

Falta de afecto.

Aunque el amor es el sentimiento más normal que puede haber hacia los hijos, a veces los padres no lo demuestran claramente, de modo que los primeros no se sienten amados aunque sí lo sean. En la adolescencia, las frecuentes fricciones entre padres e hijos pueden ahogar las manifestaciones de afecto y llevar a un círculo vicioso y a un bloqueo afectivo por ambas partes: los muchachos, al no sentirse amados, se muestran más rebeldes, resentidos y violentos; los padres, al no conseguir imponer su autoridad, se vuelven más rígidos y esperan que sea el muchacho el que intente la reconciliación.

La enorme necesidad de afecto y los desniveles