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Propuesta de Intervención Capacitante al Médico General Integral sobre la hipoacusia del anciano

también la disminución de la mortalidad para todas las edades un factor determinante en este proceso. Analicemos que menos de 20 de cada 1000 personas de 60 años y más mueren cada año en Cuba. (5,6)

 “Apretado nudo de problemas. La vejez es la edad más paradójica y contradictoria”. (1, 7) Y nos preguntamos ¿es realmente la vejez una contradicción a lo que llega “una idea extraña u opuesta a la opinión común”? Veámosla como una etapa de la vida, feliz, que no por ser la última tendríamos que pensar necesariamente en lo que se acaba, en lo que muere sino como que entraña contradicciones en el sentido de ellas mismas como fuente de desarrollo, en las que surgen y se disfrutan de neo formaciones y que inspiran todo en infinito desarrollo y esplendor a la autorrealización. (2, 8)

Séneca, un antiguo filósofo, señalaba entre sus aforismos, “La fábula, como la vida, no se valora por la longitud, sino por el contenido” y “Por más que nos quejemos de la naturaleza ella se comporta bien, la vida, si se sabe utilizarla es bastante larga”. (1, 7)

No se puede negar que las observaciones son muy racionales y ellas conservan su sentido también en nuestra época, incluso en relación con la Gerontología, cuya tarea, recordémosla, no es meramente “Agregar años a la vida, sino vida a los años”.

¿Cómo es la vida del hombre en la ancianidad? ¿Cuál es el contenido psicológico de la personalidad del anciano?

Lamentablemente, la psicología moderna y otras ciencias sólo está aproximándose a este nivel de investigaciones y las preguntas superan ampliamente la cantidad y calidad de las respuestas.

En nuestro país la tercera edad se ubica entre las ocupaciones y preocupaciones de nuestro ministerio, siendo el Programa del Adulto Mayor una de las líneas estratégicas de trabajo. Muchas son las investigaciones que de forma multidisciplinaria y multisectorial responde a esta exigencia social. Satisfechos de haber olvidados para los cubanos, el sufrimiento y el olvido total para el anciano antes del triunfo revolucionario de 1959.

En el siglo XX la vejez, como fenómeno especial de la vida humana, evoluciona impetuosamente. El hombre de edad se ha convertido en una figura importante en la estructura social. Entonces nos preguntamos ¿es posible que esta parte de la vida del hombre constituya un período de desintegración? ¿Es posible que estas personas representen indicios innecesarios, “sobrantes” para la sociedad? ¡Claro que no!

En nuestra época cambia radicalmente la actitud hacia la vejez lo que afecta también la autoconciencia del hombre de edad avanzada.

Se hace por el bienestar social de la vejez, para que el hombre jubilado no viva como una persona “privada de apoyo” y no se sienta “que no es necesaria a la sociedad; donde la autoayuda evita el grado de dependencia que lo lleve a la inmovilidad biológica, psíquica o social y a grupos de apoyos donde se manifiesta la ayuda mutua o informal que le enseña a la familia, a la comunidad y al estado el apoyo del anciano para solucionar sus problemas en el medio en que él se desenvuelve.(3)

Los psicólogos hablan de especiales neoformaciones de la edad senil, que no son peores ni mejores que las neoformaciones psicológicas de la adolescencia o la juventud; son diferentes y tienen su sentido profundo y su alta distinción Hegel comprendió bien esto, en su Filosofía del Espíritu no examinó la desintegración de la personalidad en la vejez como un proceso patológico, sino natural y lo vinculó con fenómenos positivos (1); como diríamos hoy con las “neoformaciones” de la personalidad, porque ya conoce lo general, lo esencial en todo lo que aún puede presentársele, el pensamiento del anciano está dirigido al pasado y es sabiduría. En nuestra época las posibilidades reales de vivir se prolongan en un promedio de más de 75 años porque la mortalidad entre las personas de 70 años ha descendido dos veces en los últimos tiempos. Es decir, el anciano contemporáneo, luego de jubilarse vive como promedio, aún 15 ó 20 años y recientemente en su intervención en el 30 aniversario de la OMS, nuestro Comandante en Jefe amplía este espectro; entonces merece especial atención todos aquellos factores de los cuales puede depender la calidad de vida del anciano, entendida como: la condición que resulta del equilibrio entre la satisfacción de las necesidades básicas y la no satisfacción de estas, tanto en el plano objetivo(posibilidad del desarrollo completo de la personalidad) como en el plano subjetivo (satisfacción por la vida y aspiraciones personales). (3,4)

Para conocer y estudiar la psicología y la personalidad de cualquier grupo de edad precisamente lo que nos ocupa, el adulto mayor, debemos comenzar por no olvidar que existe entre los individuos una individualidad personal, es fundamental saber cómo se formó esa individualidad a lo largo de la ontogénesis, variable que fundamenta una dimensión sociopsicológica, factores de riesgo y otros que nos permiten orientar el trabajo.

Para la población anciana ante dichos fenómenos y teniendo en cuenta la Dimensión sociopsicológica del proceso de envejecimiento y la vejez debemos apoyarnos en los siguientes principios de trabajo: (5,6)

v    El proceso de trabajo responde a especificidades sociopsicológicas relacionadas muy directamente con las peculiaridades biológicas de esta etapa de la vida, conformando la integración biopsicosocial necesaria para el estudio de la vejez.

v  Los procesos normales o no de la disolución del psiquismo con su consecuente merma de las posibilidades neuropsíquicas de adaptación, cambios de conductas y su repercusión social deben ser parte del diagnóstico integral y de la terapéutica aplicada al anciano.

v    La dimensión sociopsicológica del envejecimiento estudia y promueve situaciones de asimilación y adaptación de la sociedad ante el incremento de personas de esta edad, previniendo situaciones de conflictos y disrupción que pudieran afectar la comunidad, la familia y el individuo.

La comprensión del fenómeno del envejecimiento de forma integral nos obliga a ver la verdadera esencia del proceso y significar variables que intervienen de forma modificadora en el estilo de vida del anciano, como son: las relaciones familiares y las relaciones intergeneracionales, el clima emocional de los grupos de apoyo y desenvolvimiento de roles, la jubilación, la autovaloración del anciano, condiciones económica individuales, desarrollo del psiquismo y posibilidades de adaptación, estado de ánimo, integración social, actividad, autonomía, creatividad, proceso somáticos y enfermedades crónicas asociadas.

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