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Propuesta de Intervención Capacitante al Médico General Integral sobre la hipoacusia del anciano

público en general. En realidad el envejecimiento es un proceso complejo que requiere de estudios que profundicen en el tema y aporten respuestas.

En general, una persona es considerada «mayor» cuando alcanza la edad de 60-65 años, independientemente de su historia clínica y situación particular. (1) Si bien esta definición sirve como punto de partida para el estudio del envejecimiento, es esencial tener en cuenta que la situación de salud de cada mujer es diferente, y que no se debe usar solamente la edad para su clasificación universal, diagnóstico o tratamiento de enfermedades de la tercera edad. Aún más importante, es que no se use la edad para justificar la discriminación o el trato inequitativo.

Apretado nudo de problemas. La vejez es la edad más paradójica y contradictoria”. (14) Y nos preguntamos ¿es realmente la vejez una contradicción a lo que llega “una idea extraña u opuesta a la opinión común”? (15) Veámosla como una etapa de la vida, feliz, que no por ser la última tendríamos que pensar necesariamente en lo que se acaba, en lo que muere sino como que entraña contradicciones en el sentido de ellas mismas como fuente de desarrollo, en las que surgen y se disfrutan de neoformaciones y que inspiran todo en infinito desarrollo y esplendor a la autorrealización.

Séneca, un antiguo filósofo, señalaba entre sus aforismos, “La fábula, como la vida, no se valora por la longitud, sino por el contenido” y “Por más que nos quejemos de la naturaleza ella se comporta bien, la vida, si se sabe utilizarla es bastante larga”. (14)

No se puede negar que las observaciones son muy racionales y ellas conservan su sentido también en nuestra época, incluso en relación con la Gerontología, cuya tarea, recordémosla, no es meramente “Agregar años a la vida, sino vida a los años”.

¿Cómo es la vida del hombre en la ancianidad? ¿Cuál es el contenido psicológico de la personalidad del anciano?

Lamentablemente, la psicología moderna y otras ciencias sólo están aproximándose a este nivel de investigaciones y las preguntas superan ampliamente la cantidad y calidad de las respuestas.

En nuestro país la tercera edad se ubica entre las ocupaciones y preocupaciones de nuestro ministerio, siendo el programa del Adulto Mayor una de las líneas estratégicas de trabajo. Muchos son los intentos, las investigaciones que de forma multidisciplinaria y multisectorial responde a esta exigencia social. Satisfechos de haber olvidados para los cubanos, el sufrimiento y el olvido total para el anciano antes del triunfo revolucionario de 1959. En el siglo XX la vejez, como fenómeno especial de la vida humana, evoluciona impetuosamente. El hombre de edad se ha convertido en una figura importante en la estructura social. Entonces nos preguntamos ¿es posible que esta parte de la vida del hombre constituya un período de desintegración? ¿Es posible que estas personas representen indicios innecesarios, “sobrantes” para la sociedad? ¡Claro que no!

En nuestra época cambia radicalmente la actitud hacia la vejez lo que afecta también la autoconciencia del hombre de edad avanzada. Se hace por el bienestar social de la vejez, para que el hombre jubilado no viva como una persona “privada de apoyo” y no se sienta “que no es necesaria a la sociedad; donde la autoayuda evita el grado de dependencia que lo lleve a la inmovilidad biológica, psíquica o social y a grupos de apoyos donde se manifiesta la ayuda mutua o informal que le enseña a la familia, a la comunidad y al estado el apoyo del anciano para solucionar sus problemas en el medio en que él se desenvuelve. (16)

Es cierto que se puede generalizar la experiencia, se pueden adquirir los conocimientos, los hábitos, pero; la importancia de esta experiencia y la sabiduría como esencial neoformación psicológica de la vejez es invalorable.

La sabiduría como determinado estado del espíritu, como actividad fundada de una enorme experiencia individual, cuyo sentido es establecer el vínculo entre las generalizaciones, liberar a la historia de la casualidad y la agitación rara de la vida cotidiana, es al mismo tiempo una mirada al pasado, al presente y al futuro que lleva al anciano al rango de filósofo de la vida, de insustituible consejero y preceptor de la juventud. La sabiduría hace a la posición del anciano en el mundo contemporáneo única por su significación social e histórica, humana por su destinación y orientación.

La experiencia y la sabiduría siempre fueron función del tiempo, hoy sigue constituyendo el privilegio de las personas maduras y de edad avanzada.

En nuestra época las posibilidades reales de vivir se prolongan en un promedio de más de 75 años porque la mortalidad entre las personas de 70 años ha descendido dos veces en los últimos tiempos. Es decir, el anciano contemporáneo, luego de jubilarse vive como promedio, aún 15 ó 20 años y recientemente en su intervención en el 30 Aniversario de la OMS, nuestro Comandante en Jefe amplía este espectro; entonces merece especial atención todos aquellos factores de los cuales puede depender la calidad de vida del anciano, entendida como: la condición que resulta del equilibrio entre la satisfacción de las necesidades básicas y la no satisfacción de estas, tanto en el plano objetivo(posibilidad del desarrollo completo de la personalidad) como en el plano subjetivo (satisfacción por la vida y aspiraciones personales). (3)

Marx y Engels en su obra “La Ideología Alemana” textualizan el “modo de vida” como “el modo como los hombres producen sus medios de vida depende, ante todo, de la naturaleza misma de los medios de vida con que se encuentra y que se trata de reproducir. Esto evidentemente se refiere a categorías generales de carácter social en las que podemos destacar una determinada concepción del mundo, una determinada cultura, una determinada moral y principios éticos, una determinada planificación y sistematicidad económica, una determinada política estatal que responde a un tipo de formación económico –social y a la vez que se refleja de forma individualizada en las vidas propias de cada hombre social manifiesto en sus intereses, convicciones, acciones volitivas, su conducta, sus ideas, ideales, necesidades, hábitos, costumbres, formaciones orientadoras y desarrolladoras de su personalidad.

Este concepto general que se expresa en la individualidad del ser social refleja un determinado estilo de vida. (4) y es precisamente la interrelaciones individuales y sociales dentro de la comunidad que nos encontramos conductas riesgosas y menos riesgosas para la población.

Para conocer y estudiar la psicología y la personalidad de cualquier grupo de edad precisamente lo que nos ocupa, el adulto mayor, debemos comenzar