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El SIDA y la sociedad. Cuestiones éticas y legales relativas al SIDA

El SIDA y la sociedad. Cuestiones éticas y legales relativas al SIDA

La salud constituye un bien social y representa la esencia de la calidad del capital humano, ya que a más salud más desarrollo social. En este sentido muchos países y organizaciones internacionales de salud, tales como la Organización Mundial de la Salud, la Organización Panamericana de la Salud y otras han hecho grandes esfuerzos, estableciendo metas. Todos conocen que fue un propósito internacional obtener “Salud para todos en el año 2000” (1).

El SIDA y la sociedad. Cuestiones éticas y legales relativas al SIDA

Autor: MsC Dania Bárbara Duque Estrada Ferrán. Universidad De Ciencias Médicas De La Habana. Cuba. Facultad De Tecnología De La Salud.

“Todo lo que divide a los hombres, todo lo que los especifica, aparta o acorrala es un pecado contra la humanidad”. José Martí.

INTRODUCCIÓN.

En contraposición a esta aspiración, la realidad que viven los países es muy diferente, ya que un conjunto de problemas de salud afectan a la sociedad, tanto enfermedades crónicas no transmisibles, como transmisibles. Entre estos se encuentran las infecciones de transmisión sexual, que afectan la salud del mundo contemporáneo, preferentemente a la población joven. (2).

Entre ellas, con mayor incidencia tenemos el SIDA, que se ha convertido en una pandemia, la cual afecta a todos por igual, no importa raza, religión o posición social, sin tener hasta estos momentos una curación definitiva, solo la educación que tengamos para ser capaces de prevenirla, pues aparece cuando no tenemos un estilo de vida saludable.

Las relaciones sexuales no pueden abordarse sólo como vía de satisfacción, como una necesidad fisiológica. Es fundamental el conocimiento que tengan las parejas entre sí, donde prime el amor y la fidelidad que forma parte de la riqueza espiritual de las mismas, además de ser la vía de reproducción de la especie humana, lo que garantiza la permanencia y desarrollo de las nuevas generaciones.

Las infecciones de transmisión sexual surgen por los malos hábitos en las relaciones como son:

  • Cambios frecuentes de parejas
  • Promiscuidad asociada a la no utilización de métodos de protección. (3).

Los países subdesarrollados cuentan con grandes grupos sociales hambreados, con hacinamiento y desempleo, por lo que están creadas las condiciones para que muchos jóvenes ejerzan la prostitución y así ganarse la vida, sin poseer recursos para proteger su sexo, y desarrollar la promiscuidad bisexual, homosexual o heterosexual.

Por otra parte, hay países desarrollados que producto a una pobre información presentan estilos de vida no saludables, excesivo stress, altas cifras de violencia, grandes desigualdades e inequidades sociales, pobre desarrollo de los medios de difusión masiva, medios de recreación no adecuados y no controlados, agravándose el problema de salud con un mercado laboral corrupto. (4, 5).

Aunque al principio la mayoría de las infecciones se presentaban en homosexuales hombres y bisexuales, a finales de la década del ochenta se incrementó la transmisión en heterosexuales, bisexuales, prostitutas y sus clientes, agravándose esta situación por el uso de drogas inyectables mediante el uso de agujas no esterilizadas.

En Cuba, desde el año 1986, ha existido una tendencia creciente, por lo que se pone en práctica la aplicación y control de un programa de medidas de prevención orientadas a transformar hábitos sexuales y otras conductas sociales no adecuadas. (6).

Es importante saber que el contraer la infección por el VIH no implica necesariamente que la persona desarrolle el SIDA, aunque erróneamente a los pacientes que se les detecta el VIH, se les considera enfermos. Hay personas que han tenido la infección por más de diez años sin que hayan desarrollado síntomas o signos de la enfermedad.

En estos momentos, hay más de 40 millones de seres humanos viviendo con el VIH o con el SIDA, tanto adultos como niños, existiendo continentes, como el africano y el asiático que son los más afectados.

Actualmente en Cuba, el mayor número de los seropositivos ha adquirido la infección por vía sexual, predominando los hombres que tienen sexo con otros hombres (HSH), aunque los homosexuales y bisexuales masculinos presentan un riesgo relativo más elevado. (7).

 Esta pandemia ha sido capaz de diseminarse en menos de dos decenios a más de 190 países en todos los continentes, por estos motivos, ha pasado a ser una situación de análisis constante por parte de la Bioética, dada las implicaciones que la misma tiene sobre el individuo, su familia y el medio social en que el mismo se desenvuelve. (8).

En nuestro tiempo, la conciencia individual y social, sigue considerando la vida humana como un valor sagrado e intangible, pero este valor sufre una especie de “eclipse” de modo que se puede constatar la presencia de una “cultura de la muerte”. Se ha llegado a hablar de una especie de “Conjura contra la vida”.

Esta situación de crisis se manifiesta no solo en el desprecio a la vida humana, sino también en la afectación de prácticas que con el pretexto del progreso científico o médico reducen en realidad la vida humana a simple “ material biológico “ del que se puede disponer libremente (6).

Igualmente, se ha ido difundiendo una mentalidad eugenésica, que lleva a acoger la vida humana sólo en determinadas condiciones, rechazando la limitación, la minusvalía, la enfermedad e incluso una actitud eutanásica ante enfermos incurables y moribundos, a los que no escapan los pacientes del SIDA, en fases terminales de su enfermedad (6).

Apoyándonos en el principio ético humanista de que el hombre vale no por lo que tiene, sabe o sirve, sino por lo que es, debemos percibir al VIH-SIDA, independientemente de las controversiales interpretaciones médico sociales, de que ha sido objeto desde su identificación