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El SIDA y la sociedad. Cuestiones éticas y legales relativas al SIDA

in Vitro, como “un accidente desafortunado en la vida de una persona”, accidentalidad que no debe ni puede menoscabar en lo más mínimo su esencia humana que es buena y sana, a pesar de todo lo que pueda argumentarse en contra de esa verdad antropológica (9).

Para la psicología humanista, nada hay, ni puede haber, que pueda ser más importante que la persona humana. Si somos conscientes con esta afirmación, la tolerancia no es más que aceptar al otro, como persona y por tanto respetar su condición humana, así como su manera de concebir el mundo.

En íntima correspondencia con esta línea de pensamiento; tolerar a la persona con VIH no puede ser en modo alguno, censurar sus preferencia sexuales, y mucho menos, enjuiciar su falta de responsabilidad, que es el precio que debemos pagar por nuestras soberanas decisiones, sino por el contrario, reconocer sus inalienables derechos civiles, ciudadanos y humanos, o lo que es igual, aceptar al individuo con VIH-SIDA como una persona libre, responsable de sus actos hasta donde sea ética, médica y jurídicamente posible.

Respetar la libertad responsable de la persona es salvaguardar su inviolable condición humana, ya que el homo sapiens “Integra en una sociedad viviente todas sus dimensiones: corporales, psicológicas, sociales y espirituales” (10).

Por lo tanto, no debe olvidarse que el pleno desarrollo de la persona humana como sujeto, centro y fin de todas las instituciones sociales, no se logra sin su participación libre, creativa y responsable en la edificación de toda nuestra sociedad , imperfecta pero perfectible.

Por otra parte, la persona con VIH-SIDA tiene derecho a ser tratada como cualquier otro ser humano, ya que el VIH-SIDA es, sin discusión alguna una condición que se tiene, no que se es. De ahí que sólo desde la óptica ética humanista es posible, asumir una actitud consecuente en relación con ese flagelo de la humanidad.

OBJETIVOS:

General.

  • Argumentar el enfoque ético-humanista relacionado con la atención a los pacientes VIH-SIDA.

Específicos.

  • Exponer los conflictos éticos y legales surgidos alrededor de esta enfermedad.
  • Explicar el cumplimiento de los principios éticos en la atención a estos pacientes.

DESARROLLO.

El SIDA es la primera enfermedad epidémica que azota las naciones industriales avanzadas desde hace más de una generación, lo cual ha originado una extraordinaria gama de conflictos ético-legales. Como enfermedad mortal que se propaga en el ámbito de las relaciones más íntimas, ha hecho surgir difíciles interrogantes sobre la función del estado en materia de Salud Pública.

Esta enfermedad que azota a personas vulnerables por razones sociales y que además han sido blanco de reacciones irracionales emanadas del temor a la infección por VIH, ha llevado a las diferentes sociedades a afrontar asuntos relacionados con la necesidad de emplear el poder del Estado para proteger a los más débiles, lo cual ha traído dilemas, pues se impone la toma de medidas coercitivas por parte de éste con una máxima restricción y establecer un clima social de confianza que permita un cambio general de conductas.

ASPECTOS RELACIONADOS CON LAS TRES EPIDEMIAS.

Hasta el momento no se ha llegado a ninguna conclusión definitiva sobre el origen del VIH. Mediante el examen serológico de la sangre almacenada en bancos, puede estudiarse de forma retrospectiva la senda del virus en las diferentes zonas y poblaciones geográficas.

Se tienen algunas evidencias al detectarse las primeras pruebas de infección en el suero de un ser humano recogido en África Central durante 1959, que el virus circulaba en este continente desde esa época (primera epidemia). De ahí, que la enfermedad presente un comportamiento pandémico que alcanza a todos los países del mundo.

No obstante, la prevalencia del virus en las zonas circundantes fue muy baja hasta los años 70 en que comenzaron a aparecer pruebas serológicas del virus en América del Norte y Europa (segunda epidemia o epidemia silenciosa), con un aumento rápido de la prevalencia la infección en personal con factores de riesgo para contraerla (homosexuales, prostitutas y drogadictos).

En 1981 se diagnostican los cinco primeros casos, partiendo de personas afectadas por enfermedades poco frecuentes: Sarcoma de Kapossi (un tipo de cáncer de piel) y neumonía por Pneumocistys carinii. Independientemente del lugar geográfico preciso del primer caso identificado, es probable que el virus haya estado presente en alguna población aislada durante muchas generaciones, ya que hay precedentes de virus raros que infectan a grupos aislados de personas, pero que no se han encontrado fuera de esos grupos.

El aumento de los viajes destinados a zonas donde habitan estos grupos anteriormente mencionados puede que haya favorecido la difusión de agentes patógenos raros que estuvieron circunscritos a esos lugares; es probable que ese sea el caso del VIH. De igual forma, es posible que el virus haya infectado a seres humanos en un tiempo más remoto.

El SIDA, presente en todos los países del mundo, en la actualidad es una enfermedad que aterra, ya que invariablemente resulta mortal. Este miedo conduce a lo que el Dr. Jonathan Mann, Jefe del Programa Global de la OMS sobre el SIDA, en 1988 lo denominó “la tercera epidemia”, cuando expresó:

“La tercera epidemia sigue muy de cerca de las otras dos, la infección por el VIH y el SIDA. Es la epidemia de la reacción económica, social, política y cultural, como dijo Javier Pérez de Cuéllar, Secretario General de las Naciones Unidas en ese año: “El SIDA plantea cuestiones sociales, humanitarias y jurídicas cruciales y amenaza socavar la estructura de tolerancia y entendimiento que sostiene la vida de nuestras sociedades”.

CARACTERÍSTICAS DEL PACIENTE CON SIDA:

Este paciente es un individuo generalmente joven, que está disfrutando de su vida en la plenitud de la misma. Además, al tener esta enfermedad se plantea cuestionamientos