inherente a la profesión, cargo o rol que se desempeña e implica rendir cuentas de las acciones y responder por las consecuencias éticas y legales de las mismas” (p.19). En atención a lo citado, permite afirmar que la responsabilidad lleva implícita la capacidad de decidir y actuar con autonomía y libertad, tiene además como implicación intrínseca el proteger los derechos fundamentales de la persona, siendo el primero de ellos el derecho a la vida.
De modo pues, que la responsabilidad es una condición inexcusable de la naturaleza humana; vivir humanamente es responder por los propios actos, reconocer y aceptar las consecuencias de un acto realizado libremente, como expresión de autonomía de la persona y de la convicción y vivencia de principios; es diferente a responder como una expresión de deber frente a; o porque existe una sanción civil y penal, esto podría convertirse en un ejercicio profesional defensivo.
La responsabilidad ética es una programática de vida, la razón de la actuación humana en horizonte de plenitud. Si es preciso un marco ontológico sobre el cual se oriente el actuar humano, que toma cuidado de sí mismo, que reconoce en totalidad a un sí mismo en otro, entonces cabe afirmar que es este autorreconocimiento del otro como ser de solicitudes y necesidades, el centro y razón de cuidar, en el que se afirma una relación SER-ÉTICA. Estas dos dimensiones hacen emerger el principio radical
de solidaridad, que se entiende como el cuidar del otro con sus bondades, precariedades, limitaciones y solicitudes en la radicalidad del compromiso.
Modelo Didáctico Integrador para las Ciencias de la Salud
Una de las metas actuales de la educación universitaria, se centra en lograr la formación de profesionales de excelencia y ciudadanos comprometidos como respuesta a las necesidades de los escenarios profesionales, a las políticas del sistema público nacional de salud y a las tendencias mundiales de formación. En esto convergen varios criterios tales como: atender la condición humana, contextualizar la formación en términos de la disciplina y del contexto de la ocupación. A esto se suma, la conveniencia de asumir enfoques integradores desde el punto de vista del perfil del estudiante y de la estructura técnica, científica y de servicio que caracteriza la formación de los profesionales de la salud.
De acuerdo con los planteamientos antes expuestos, Campiram (2005) señala que “actualmente las instituciones de educación universitaria, enfrentan el reto del eje axiológico, heurístico y teórico de manera integrada” (p.23). Es decir, que logre integrar todos aquellos componentes que hacen de la formación un proceso de socialización, científico, tecnológico y humano. Igual manera con la necesidad de desarrollar estrategias de desarrollo actitudinal, heurística y teórica.
Ahora bien, el desarrollo de este trabajo se pretende sustentar en una didáctica humanista, integradora y desarrolladora de los componentes personales, axiológicos y cognitivos tal como lo plantea Torricela (2004) quien afirma que:
La didáctica en la educación universitaria debe ser humanista; entendida esta con un enfoque personológico, orientada a sus experiencias y vivencias personales, en la que la actividad del estudiante ocupe un lugar central en la escena didáctica, tanto individual como grupal, donde se respete su personalidad, se eduque en valores profesionales y universales que lo conduzcan a reforzar su identidad personal y social (p.34).
De modo que, una dinámica problematizadora en la que cada clase tenga como
punto de partida los problemas relacionados con el ejercicio de la profesión de Enfermería, ejercitadas y ejecutadas con razonamiento y en la búsqueda de soluciones creadoras y humanizadas. También, esa didáctica debe estar contextualizada para que permita vincular el aula universitaria con su entorno, con su realidad, con la mirada puesta en extramuro. A su vez, debe ser integradora desde lo instructivo y educativo, cognitivo e interdisciplinariedad, como requisito para el logro de verdaderos sistemas de conocimientos que puedan poner en acción al desarrollar habilidades profesionales humanistas.
Con respecto al componente axiológico, se presenta como la práctica de los valores en este caso ético-morales, constituidos por el valore a la responsabilidad, el respeto por los derechos humanos, la honestidad y la humildad; siendo de suma importancia, ya que sin valores ninguna innovación en el área de formación educativa puede lograr modelar el perfil del profesional en formación y en especial el de Enfermería.
Diversos Modelos para Mejorar la Gestión del Cuidado
Es imposible hablar de nuevos modelos de gestión del cuidado en el vacío contextual. Al respecto, Mora (2003) expresa que:
Como profesionales de la salud las enfermeras y enfermeros deben proponer estrategias a fin de dar respuesta a las demandas sociales de mejora de la calidad del sistema de salud. Hasta ahora la experiencia y la actividad de Enfermería en las instituciones de salud han demostrado que es una acción reactiva, que responde a la definición de políticas del propio sistema, lo que ha delineado su comportamiento laboral (p.121).
Sin embargo, ahora se piensa que el ejercicio profesional independiente y renovado que requiere de una acción proactiva, es decir acciones de gestión que atiendan las necesidades de salud y de cuidado de los usuarios reales y potenciales de los servicios de salud, amerita de la existencia de modelos organizacionales en los que prevalece la orientación hacia la práctica del cuidado, que pueden probarse y si
son adecuados convertirse en modelos para la gestión del cuidado. Pero así también deben proponerse modelos acordes a cada medio, sin perder de vista las necesidades de evaluarlos en relación al impacto que éstos tienen en el cuidado y la satisfacción de los usuarios internos y externos de los servicios de Enfermería.
Es necesario dar evidencias de que mejorar la calidad del cuidado no es incompatible con las metas económicas del sistema de salud. En este orden de ideas se puede expresar que el contexto ha transformado las prácticas y que la Enfermería tiene en sus manos plantear estrategias para el cuidado individual y colectivo que difieren de las tradicionales, por ejemplo en el trabajo comunitario, en donde los modelos de gestión deben tener una alta resolución que aseguren la promoción a la salud individual y colectiva.
De igual forma, Mora (Ob.cit) afirma que:
El significado del cuidado en el hospital y la posibilidad de crear en este contexto nuevos escenarios de cuidado en el hogar, permite redefinir los estándares del cuidado para los enfermos agudos no