La arteria vertebral, entre el axis y el atlas, presenta una curvatura vertical de concavidad medial, luego al dirigirse en forma oblicua craneolateralmente para atravesar el agujero transverso de C 1 se vuelve dorsomedial. Entre el atlas y el occipital se constituye una segunda curvatura horizontal de concavidad ventral; luego transcurre horizontal y medialmente yaciendo sobre la cara dorsomedial de las masas laterales del atlas para incurvarse más adelante y penetrar en el cráneo.
Esta disposición de las arterias vertebrales constituyen un doble sifón arterial o sifón de doble codo similar a los sifones de doble codo de las porciones intrapetrosa e intracraneana de las arterias carótidas internas. El flujo vascular intracraneano y raquídeo superior está en parte regulado por el comportamiento físico de estos dos sistemas arteriales.
La región occípito-raquídea es morfológicamente inestable y presenta, con relativa frecuencia, alteraciones del desarrollo o anatómicas especialmente a nivel del confluente atlantooccipital: proatlas, tercer cóndilo, tubérculos pre y postcondíleos, apófisis paramastoides, fusiones atlantooccipitales, deformaciones del agujero magno, etc.
Las fusiones atlantooccipitales congénitas resultan de la unión sinostósica de C 1 con los márgenes del foramen mágnum o con zonas vecinas debidas a un estado de indiferenciación entre el neurocráneo de la fosa posterior y el propio atlas (asimilación, occipitalización, vertebralización del atlas).
La apófisis paramastoides (= processus paramastoideus), paraoccipital, parayugular, paracondílea, apófisis aneumática, etc. es una excrecencia ósea ubicada en la superficie yugular del exooccipital (entre el cóndilo del occipital y la apófisis mastoides), de longitud variable (debe tener como mínimo 6 mm. de elevación), de características morfológicas distintas (unciforme, cilíndrica, estiloidea), de tipo articular (descienden hasta ponerse en contacto con la superficie craneal de las apófisis transversas del atlas conformando una articulación artrodial) o no articular, uni o bilateral, simétrica o asimétrica, de aparición en ambos sexos (+/- 1 %). Puede ser detectada con radiografías simples de la base de cráneo en proyección submentovertical o de Taylor, verticosubmental o de Hirtz y perfil.
La presencia de la apófisis paramastoides articulada con el atlas es causa de un tipo de fusión cervicooccipital (= fusión por articulación atloparamastoidea consolidada) que puede fijar la columna cervical alta al hueso occipital anulando funcionalmente la articulación occípitoatloidea.
La sinostosis congénita atlantooccipital es el resultado, en ausencia de cualquier otra alteración congénita o adquirida de la columna cervical, de la osificación temprana de los ligamentos occipitoatloideos ventral, dorsal o de ambos. El tiempo en que se desarrolla, la época de aparición, lo inmodificable de su estado y la falta de concomitancia con otras osteopatías de la región permite el diagnóstico.
Las dehiscencias de los arcos vertebrales constituyen soluciones de continuidad, de amplitud variable, presentes en los arcos neurales o dorsales de las vértebras, en el arco ventral del atlas y en los cuerpos vertebrales de C 2 a C 7. En orden de frecuencia, es el atlas el más afectado con neto predominio del arco dorsal.
La fisuración verticomediana de los cuerpos vertebrales representa un grado menor de dehiscencia pero puede confundir con fracturas del cuerpo por cizallamiento más aún si existe el antecedente traumático. En general tienen poca o ninguna repercusión clínica o funcional; constituyen el primer estadio de aquellas entidades disgenéticas encéfalo-medulares y del cráneo-raquis graves como la acrania, anencefalia, raquisquisis, etc. Su causa debe buscarse en la disyunción entre los núcleos de osificación de las vértebras o en la agenesia de estos mismos núcleos.
La persistencia de interlíneas o fisuras sincondróticas entre núcleos de osificación constituyen la presencia permanente e inmodificable en el adulto de restos suturarios de tejido condral en las áreas de unión, fijación y fusión por sinostosis de los núcleos de osificación primitivos de las vértebras. Estas interlíneas recuerdan el pasado embriológico de la vértebra en la que los núcleos de osificación no se han podido fusionar y no lo harán nunca.
El foramen arquale (= ponticullus posticus, agujero retroarticular superior, conductos u orificios retroglenoideos del atlas) es una neoformación ósea u osteofibrosa representada por un orificio y/o conducto constituido por la superficie craneolateral del arco dorsal del atlas y la osificación de la porción lateral de la membrana occípitoatloidea dorsal (su grado de osificación dará las variedades completa e incompleta de esta anomalía adquirida). Sus límites están dados caudalmente por la cara craneal del pedículo del arco dorsal, ventralmente por el borde dorsal de la masa lateral y dorsocranealmente por una lámina ósea que prolonga la fóvea articular superior hasta el punto donde termina, dorsalmente, el pedículo. Permite el pasaje de la arteria vertebral, el ramo C 1 de los nervios cervicales, ramos simpáticos y algunas vénulas. Puede ser completo o incompleto y en ambos casos uni o bilateral, retro y lateroglenoideo (foramen transversarium).
La arteria vertebral, en el momento en que se sitúa sobre las extremidades craneolaterales del arco dorsal del atlas, puede verse comprimida por este anillo y disminuir su calibre a tal punto que, en ciertas condiciones, puede producirse una cuadro clínico neurológico conocido como el componente vascular del síndrome de Barré – Lieou, del baastrup cervical o del sistema nervioso vegetativo posterior.