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Actualización sobre el diagnóstico y tratamiento de la esquizofrenia y otras psicosis

hemos podido notar es la pérdida importante de la concentración de sus actos, lo cuál trae consigo una disgregación del pensamiento conjuntamente con las acciones sin sentido real.

Tiempo de duración

Podemos observar que en el paciente con esquizofrenia persisten signos continuos de la alteración durante al menos seis meses. Este período de seis meses debe incluir al menos un mes de síntomas característicos, o menos si se ha tratado con éxito, y puede incluir los períodos prodrómicos o residuales. Durante estos períodos los signos de la alteración pueden manifestarse sólo por síntomas negativos o por dos o más síntomas de la lista de síntomas característicos, presentes de forma atenuada, por ejemplo, creencias inusuales y experiencias perceptivas no habituales. Este es un elemento importante a tener en cuenta, que los síntomas persistan por más de 6 meses, pues si persisten, nos ayuda a establecer un correcto diagnostico de esquizofrenia y determinar una adecuado diagnostico diferencial, sobre todo con el trastorno esquizofreniforme.

Otros criterios de utilidad

Son elementos a tener en cuenta para establecer un correcto diagnostico diferencial. Estos criterios permiten excluir que el trastorno derive de trastornos afectivos o del estado de ánimo, de trastornos por uso de sustancias psicoactivas o condiciones médicas, enfermedades de naturaleza orgánica como los traumatismos craneoencefálicos, los tumores cerebrales, la hidrocefalia, la enfermedad cerebrovascular ya sea hemorrágica o isquémica, la demencia de tipo enfermedad de Alzheimer o de causa vascular, y de trastornos generalizados del desarrollo.

Controversias sobre el diagnóstico

José Antonio Aldaz y Carmelo Vázquez en su artículo Esquizofrenia: fundamentos psicológicos y psiquiátricos de la rehabilitación al igual que otros escritores coinciden y sostienen que el diagnóstico de la esquizofrenia es inadecuado porque se basa en categorías dicotómicas (15) que involucran la discriminación precisa entre enfermedad mental —aquello que satisface los criterios diagnósticos— y sanidad mental.

Van Os, Verdoux y Johns LC y sus colaboradores expresan en sus escritos que este encasillado carece de valor (16,17) argumentando que en sus experiencias clínicas han podido observar un grupo de personas que durante su vida han presentado estados psicóticos y vivencias de ideas irreales, delirantes o fantasiosas (18) Sin que esto constituya algún grado de discapacidad mental. Además que la variabilidad de un síntoma es realizada por un observador de forma individual y subjetiva pudiendo caer con facilidad en un error de inconsistencia e imprecisión, por lo que es discutido que el conocimiento de los síntomas psicóticos sean totalmente confiables para establecer el diagnostico de la esquizofrenia. De aquí ha surgido el pensamiento de que la psicopatía es la hipertermia del padecimiento mental- un signo significativo pero indeterminado (19). Realmente el termino psicosis es muy amplio abarcando un grupo de enfermedades, incluso podemos decir, por el diverso número o conjunto de signos y síntomas, que abarca un grupo de síndromes, dentro el cuál se encuentra la esquizofrenia.

Algunos estudios han demostrado que la tasa de consistencia entre dos psiquiatras enfrentados al diagnóstico de esquizofrenia llega al 65% en el mejor de los casos según informa McGorry y colegas (20). Algunos colegas proponen que el diagnostico de la enfermedad convendría revalorarlo (21,22). Realmente podemos concluir de todo esto que la esquizofrenia es una enfermedad compleja que no siempre es fácil su diagnostico aún en aquellos acreditados, más expertos o con más experiencia.

Estas controversias han sido tan elementales que en el año 2004 en Japón el doctor Sato abolió el diagnóstico de esquizofrenia y lo reemplazó por «trastorno de la integración» (23)

Es interesante agregar que Bermejo y otros autores han propuesto un modo de aproximación diagnóstica basado en las deficiencias neurocognitivas específicas —y no en los síntomas psicóticos— como son la atención, funciones ejecutivas y resolución de problemas. Estas deficiencias causan la mayor parte de la discapacidad de la esquizofrenia y no tanto los síntomas psicóticos, que se pueden controlar de modo más o menos efectivo con la medicación. Todo esto ha sido motivo de estudio con el advenimiento del desarrollo de la neuropsicología clínica. Sin embargo, este argumento todavía es novedoso y es difícil que el método de diagnóstico varíe en el corto plazo (24).

El ser humano es un ser biopsicosocial, tiene una mente, un cuerpo, pero también interactúa en un ambiente, se encuentra totalmente desarrollándose en su medio, en una sociedad, en una cultura, con una idiosincrasia propia, con creencias, mitos, tradiciones que se trasmiten generacionalmente. Este medio ambiente puede actuar de forma favorable o desfavorablemente sobre el individuo por eso es fundamental mencionar el papel de los factores socioculturales como la clase social, la religión, la industrialización, y especialmente los cambios de cultura en la esquizofrenia ha sido estudiado por parte de movimientos de antipsiquiatría que argumentan que son las presiones de la sociedad las que conllevan al sujeto a la «locura» (25).

Sainsbury plantea que el modelo médico, basado en la psiquiatría tradicional, permite entonces el control social de estos individuos que la sociedad encuentra indeseables, condenándolos a la reclusión y al abandono (26). Aunque la visión sociogenética de la antipsiquiatría ha sido a su vez cuestionada por presentar poca argumentación científica, Campuzano señala que ha colaborado, sin embargo, en el desarrollo de formas no asilares de tratamiento con participación de la comunidad y la reintegración de esquizofrénicos a la vida comunitaria (27).

Cuadro clínico

Si consta algo controvertido dentro de la esquizofrenia son sus manifestaciones clínicas. Es un trastorno fundamental de la personalidad, una distorsión del pensamiento. Los que la padecen tienen frecuentemente el sentimiento de estar controlados por fuerzas extrañas. Poseen ideas delirantes que pueden ser extravagantes, con alteración de la percepción, afecto anormal sin relación con la situación y autismo entendido como aislamiento (28).

El deterioro de la función mental en estos enfermos ha alcanzado un grado tal que interfiere marcadamente con su capacidad para afrontar algunas de las demandas ordinarias de la vida o mantener un adecuado contacto con la realidad. El psicótico no vive en este mundo sino que vive en su mundo (disociación entre la realidad y su mundo), ya que existe una negación de la realidad de forma inconsciente. No es consciente de su enfermedad por eso es que nunca pide ayuda o acude al médico por si