Inicio > Enfermería > Visión fenomenológica del poder en Enfermería > Página 12

Visión fenomenológica del poder en Enfermería

contar con los recursos necesarios, genera frustración y fracaso. Las personas que se sienten débiles o faltas de poder tienden a valerse de formas más severas de hacerse respetar. Así pues, si el poder organizacional ennoblece, la falta de poder corrompe.

El poder no sólo supone dominio, control y opresión dentro de las organizaciones sino además, eficiencia y capacidad. El poder funciona del mismo modo que el poder físico ya que la habilidad de movilizar recursos (humanos y materiales) para la consecución del verdadero significado del poder es lograr resultados (no el miedo, el terror o la tiranía). Cuando hay poder, el sistema es productivo; cuando no hay poder, el sistema falla. Para Greene R (2006) refiere que

El poder de saber demostrar las propias ideas, radica en que los rivales no se ponen a la defensiva y por lo tanto resultan mucha más fáciles de persuadir. Hacerles sentir literal y físicamente qué es lo que usted les quiere demostrar tiene mucha más fuerza que cualquier argumento verbal (P. 113)

En consideración a estos argumentos gran parte del debate sociológico reciente sobre el «poder» gira sobre el problema de definir su naturaleza como constrictiva o como permisiva. Así, el poder puede ser visto como un conjunto de formas de constreñir la acción humana, pero también como lo que permite que la acción sea posible, al menos en una cierta medida. Gran parte de este debate está relacionado con los trabajos de Foucault, quien, siguiendo a Maquiavelo, ve al poder como «una compleja situación estratégica en una determinada sociedad». Siendo puramente estructural, su concepto involucra tanto las características de constricción como de facilitación.

La imposición no requiere necesariamente de la coacción (fuerza o amenaza de fuerza). Así, el «poder» en el sentido sociológico incluye tanto al poder físico como al poder político, al igual que muchos otros de los tipos de poder existentes. Al respecto Romero (2000) Acota que:

Aunque resulte extraño, en vista del uso corriente del concepto en la literatura especializada, existe un acuerdo bastante extendido entre los científicos sociales según el cual la idea de poder es “esencialmente disputada”, llegando algunos a sostener que es errado intentar una definición de la misma (P. 145).

De acuerdo a lo expuesto el autor procura dar cuenta del análisis del poder, presentando cuatro perspectivas complementarias para su estudio como la politológica, la sociológica, la literaria y la moral, haciendo un enfoque selecto sobre obras que desde su propio ángulo abordan el poder, en tal sentido, hace énfasis en razonar y comenzar sobre un recuentro de la perspectivas de la politología sobre el poder dado que este constituye una dimensión clave de la existencia de la política. Es considerable señalar los aportes de Neira Fernández (2004) quien señala que:

El poder es una constante social donde quiera que los hombres quieran vivir juntos organizadamente. Varían las formas de poder y los sistemas de gobierno, pero una característica del poder el que se encuentra por todas partes: El poder aparece como un agente necesario de la cohesión social. El poder aparece desde que existen, en un momento dado, uno o varios hombres que al poseer mayor fuerza numérica, psicológica o moral, obtienen por medio de esa fuerza la obediencia de los demás hombres (P. 117).

Estos aspectos permiten discernir que el poder como autoridad suprema es algo que dimana de la misma naturaleza social y comunitaria del hombre, es por lo mismo algo querido por dios y que proviene de él, de las relaciones humanas históricas del hombre y la sociedad en que anidan los intereses tendentes de cada ser humano. El mismo autor Neira Fernández (2004) expone que:

El poder es potestas cuando busca afianzarse más sobre la fuerza, la coacción y la violencia. El poder es auctoritas cuando busca afianzarse más sobre el consentimiento libre, sobre la razón y el derecho, sobre las creencias. De ordinario, es una cosa y otra. Hay formas de poder (y sistemas de gobiernos) que acentúan más un aspecto que otro, gobiernan más por la fuerza que por la persuasión. Pero el poder es simultáneamente una sola moneda, que tiene cara y sello: Fuerza y autoridad, capacidad física de mando y capacidad ético jurídica de mando (P. 119).

El término poder, debe interpretarse como un conjunto de relaciones entre las personas, no el poder que ejerce el hombre sobre la naturaleza o sobre los animales, siendo la aspiración del poder el elemento distintivo de la política, la política en los grupos sociales es por necesidad una política de poder. Según Guiner (1998) citado por Escobar (2004) acota que el poder:

Procede del latin “Potere” y en su concepción más clásica se define como la probabilidad de que un elemento clave “actor” dentro de una relación social esté en condiciones de imponer su voluntad, aun por encima de su resistencia, al margen de la base sobre la que descansa dicha probabilidad; es decir, al margen de que este sea justo o injusto, legitimo o ilegitimo. Se considera que el poder es una dimisión universal en toda situación social que adquiere aspectos distintos, dependiendo de cada caso en particular (P. 29)

Haciendo una revisión por diferentes contextos literarios tenemos que el poder no se cede, no se traspasa. El poder no se ve, somos ciegos a él. Al respecto Neira Fernández (2004) plante que el concepto de poder tiene un doble concepto:

A).- Un concepto corpóreo cuando se identifica el poder con una fuerza. El poder se concibe entonces como algo sustantivo o corpóreo, como una sustancia material que se le añade a la sociedad desde afuera, algo que se posee, que se puede acrecentar, y del que se puede ser desposeído también. B).- Un concepto racionalista cuando se identifica poder con autoridad. El poder se concibe entonces como algo que surge del seno mismo de la sociedad, como un vinculo entre gobernantes y gobernados que asegura la cohesión social del grupo nacional. (P. 119).

Estos dos conceptos señalados por el autor permiten un análisis en dos polos diferentes uno hacia un poder político de defensores totalitarista y otro poder político que definen la democracia, viendo esta definición comprensiva y comparativa del poder político en la sociedad podemos adoptar los conceptos que ofrece el eminente politólogo Burdeau (1996) quien define el poder como:

Una fuerza al servicio de una idea. Es una fuerza nacida de la conciencia social, destinada a conducir al grupo en la búsqueda del bien común, fuerza capaz –dado el caso- de imponer a los miembros del grupo la actividad que ella manda (P. 407).

Este autor plantea y explica su definición en un fenómeno de fuerza exterior al servicio de una idea y la capacidad de mando de dicha idea, donde existe dualidad de elementos que lo constituyen y se influye recíprocamente, la voluntad del hombre y la capacidad de mando y a la vez alienta y lo desborda en la sociedad humana.

La obediencia y el mando son dos fenómenos que han estado presentes en el desarrollo de la humanidad y hasta en los animales. Ha sido objeto de muchos estudios y, sin embargo, casi siempre o no se les considera en sus verdaderas dimensiones o, sencillamente, no se le asigna la importancia debida. Lo cierto es que, si comprendiéramos el poder, comprenderíamos mucho lo inmensamente bello que existe en los actos de los individuos y lo inmensamente diabólico que esconden sus acciones.