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Visión fenomenológica del poder en Enfermería

tecnología hemos recreado la velocidad y el poder sublime de la naturaleza, pero hay algo de lo que ese poder carece: nuestras maquinas son ruidosas y muestran con claridad el esfuerzo que realizan. El poder que tienen los niños de imponernos su voluntad proviene de ese encanto seductor que ejerce sobre nosotros una criatura menos deliberada y más graciosa que nosotros. No podemos volver a ese estado de gracia infantil, peros i logramos imitarla de forma consciente, despertamos en los demás ese respeto primitivo que la naturaleza siempre ha inspirado en el género humano (P. 315).

La naturaleza del poder es tal que subsume una enorme cantidad de fuerzas y energía humana, pero también la redistribuye en la proporción del espacio tiempo que lo acotan. Esta libre interacción de fuerzas centrípetas y centrífugas es lo que permite la funcionalidad del poder. Pero a esta naturaleza le corresponde la lógica del poder, la cual configura una direccionalidad y finalidad determinadas. La naturaleza del poder consiste en que al igual que la energía no se crea ni se destruye y solo se transforma. En tanto que su lógica permite posicionarlo y direccionarlo hacia tal o cual finalidad. La naturaleza del poder consiste en que este existe de manera permanente, única e indisoluble y que quien lo ejerce, de manera centralizada o descentralizada, concentrada o desconcentrada, en una formación económico-social o en otra, debe dejarlo fluir libremente, pues de lo contrario se volverá irremediablemente contra sus detentadores.

Dado que el poder humano es concentración y centralización de economía, política y saber es directamente proporcional a la voluntad de los individuos o grupos por poseerlo y acumularlo e inversamente proporcional a la capacidad finita y entrópica de quien lo detenta. Todo proceso estable de poder implica creación y aniquilación de energía humana así como todo proceso de subversión social implica construcción y destrucción simultánea de la misma. La violencia y la fuerza con que se ejerce el poder es una manifestación de la potencia de quien lo detenta, no de quien lo pretende, a mayor grado de violencia menor es la potencia y más evidente el grado de entropía del sistema gobernante. Tal como lo afirmaba Lord Acton (1834-1902) que “Todo poder humano corrompe, pero todo poder absoluto corrompe absolutamente”. Los individuos, grupos y/o naciones, pueden carecer de relaciones de poder económico, políticos y de conocimientos, y en ese sentido, carecer de Poder, pero quien posee a éste, automáticamente posee los otros. El poder no tiene ética ni moral, los individuos que lo buscan o pretenden, si debieran tenerla, no tanto para la salud de la población a la que pretenden gobernar sino para la propia. Considerando lo señalado Greene R (2006) expresa que:

El poder es, en esencia amoral. Una de las habilidades más importantes que deberá adquirir es la capacidad de aprender a ver circunstancias, en lugar de, simplemente, el bien o el mal. El poder es un juego –esto es algo que hay que retirar una y otra vez- y en un juego usted no juzga a sus contrincantes por sus intensiones sino por el efecto de las acciones… Usted tiene que aprender a reírse por dentro cada vez que oiga algo semejante y nunca permitirse evaluar las intensiones y acciones de alguien por medio de juicios morales, que en realidad sólo son una excusa para la acumulación de poder. (P. 24).

A mayor grado de desigualdad de oportunidades económicas, políticas y culturales los individuos, familias grupos, clases y naciones, existirá un mayor desequilibrio en el ejercicio del poder. Aunque de hecho exista una buena cantidad de tratados y de leyes que digan lo contrario o se perfeccionen mecanismos democráticos para su ejercicio. El mesianismo doctrinario y el populismo fideísta, son directamente proporcionales a la incultura de los pueblos, e inversamente proporcionales a la difusión y generalización de ésta y el conocimiento. Al respecto sostiene Leal (1985/99) citado por López (1999):

El color de la piel desempeñó un papel de primer orden en la vieja sociedad colonial Hispanoamérica. Ningún negro, zambo o mulato podía ocupar altos cargos de la administración pública, matricularse como alumno a las universidades o aspirar al simple empleo de bedel o portero de los tribunales. Siempre “se requería ser persona blanca de legitimo matrimonio” para escalar posiciones en el mundo de la cultura, de la economía o de la política. La gente de “Color” eran los marginados de entonces, los que propiciaban brazos para la agricultura y el comercio en calidad jornaleros, peones o dependientes (P.26).

El poder actúa como bumerang. Es decir, retorna circunstancialmente a sus fuentes generadoras, bajo una lógica muy simple. Quien ha poseído relaciones de poder las sigue conservando y ampliando hasta su regreso, de igual forma Greene R (2006) expresa que:

En los ámbitos del poder, usted debe plantearse las siguientes preguntas: ¿Qué sentido tiene moverme frenéticamente en distintas direcciones, tratando de resolver problemas y derrotar a mis enemigos, si nunca logro controlar la situación?, ¿Por qué siempre tengo que reaccionar a los hechos, en lugar de dirigirlos? La respuesta es simple: usted tiene una idea equivocada del poder… La esencia del poder es la capacidad de mantener la iniciativa, de lograr que los demás reaccionen frente a sus acciones y conseguir que sus adversarios y quienes lo rodean se pongan a la defensiva. Cuando logre que los demás vayan hacia usted, pronto controlará la situación y el que controla la situación es el que tiene el poder. (P. 104)

Estos señalamientos del autor consienten que la democracia capitalista se ha caracterizado por la desigualdad en medio de la riqueza y la abundancia, así como la ilusión de la libertad y felicidad humana. Pero la democracia socialista se presenta como la igualdad en la pobreza y la ilusión de la libertad y felicidad a largo plazo. En las primeras, las relaciones de poder económicas ejercen una marcada influencia sobre los demás elementos de la formulación; en tanto que en la segunda, las relaciones de poder políticas marcan la pauta del modelo. En las formaciones económico sociales precapitalistas, los poderes fácticos que acompañaron a las diversas formas de gobierno, estuvieron impregnadas de concepciones pre-científicas, salpicadas por el fideísmo, las magias y variadas creencias. Entre la teoría y la práctica de la democracia capitalista y la teoría y práctica de la dictadura proletaria, se encuentra la constitución y evolución de un moderno estado social de derecho que por medio de la teoría del Desarrollo Humano, es capaz de potenciar y equilibrar la libertad, justicia y equidad, a través y por medio de las instituciones que devienen, se crean o que se perfeccionan de su propio orden constitucional, tal como lo expresa Greene R (2006):

El objetivo del poder es ejercer el control total sobre los enemigos y someterlos a voluntad. Usted no puede darse el lujo de hacer las cosas a medias. Si no les quedan opciones, sus enemigos se verán obligados a aceptar las condiciones que usted les imponga… En su lucha por el poder generará rivalidades y creará enemigos. Habrá personas a las que no podrá ganar para su causa y que siempre serán sus enemigos. Pero, sea cual fuere la herida que le ha causado en forma deliberada o inconsciente, no tome ese odio como algo personal. Reconozca, simplemente, que entre usted y esas personas no hay paz posible, sobre todo mientras usted posea el poder (P. 160).

Sin embargo, las relaciones de poder en el mundo actual y su evolución hacia formas que garanticen mayormente la potencialidad humana en