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Visión fenomenológica del poder en Enfermería

capacidad para ser que las cosas sucedan efectivamente, en la cual las personas pueden crecer e n colaboración”. Diez años más tarde modifico la definición de poder con para significar que “este es el poder unido en movimiento, poder social, para alcanzar un fin común; es cuando los hombres se reúnen con el propósito de acción”, esto es una visión de lo planteado por Follet que está siendo utilizado por grupos feministas mundiales, como slogan de sus ideas.

Finalmente, señalamos que Follet encausa el poder en una acción social integrativa, que surge del trabajo en comunión con otras personas de una manera natural y no como una imposición de voluntades. El poder debe ser entendido como una manera de disponer de recursos que se distribuyan equitativamente para el logro de los objetivos, que previamente los miembros del grupo fijaron.

¿Sería esto una Utopía? Sabemos que no, sencillamente porque en estos tiempos del siglo XXI se evidencia el rechazo de la gente hacer dirigidos o dominados y en su lugar espera ser tomado en cuenta para asuntos que le involucran directa e indirectamente. Además, las tendencias del milenio son: la diversidad, apertura o flexibilidad, horizontabilidad, la cual no es posible con el poder de dominación, coercitivo o poder de cargo; las determinantes sociopolíticos, culturales y económico así lo exigen. Enfermería, en su búsqueda de dar su mejor aporte a la sociedad del siglo XXI, puede incursionar en este otro paradigma del poder con, de Follet, en el establecimiento de sus acciones que sustenta al gerente en los cargo administrativos y el cuidado humano.

En el mismo orden de ideas de los teóricos del poder tenemos a Max Weber Nacido en la burguesía intelectual liberal (su padre era jurista y diputado) en el seno de una complicada familia de intelectuales y empresarios y formado en la brutal “cárcel de hierro” de la Universidad de su época –que le provocó sus conocidas depresiones y una muerte prematura a los 56 años. Fue capaz de ver hasta qué punto la racionalidad formal de la empresa, del derecho o del estado es inseparable de, y tiene en su vértice, la irracionalidad del dominio carismático y de la burocracia, expresión de una racionalización que se ha vuelto irracional: Junto con la máquina sin vida [la burocracia] está realizando la labor de construir la moralidad de la esclavitud del futuro en la cual quizá un día han de verse los hombres, como los “felagas” en el estado egipcio antiguo– obligados a someterse, impotentes a la opresión, cuando una administración puramente técnica y buena, es decir, racional, una administración y provisión de funcionarios, llegue a ser para ellos el último y único valor, el valor que debe decidir sobre el tipo de solución que ha de darse a sus asuntos. Lo que Weber entendía por “acción social” se puede resumir en un párrafo de su propia obra: La sociología interpretativa o comprensiva considera al individuo y su acción como su unidad básica. Como su átomo, si puedo permitirme emplear excepcionalmente esta discutible comparación. Desde esta perspectiva, el individuo constituye también el límite superior y es el único depositario de una conducta significativa… En general, en sociología, conceptos tales como «estado», «asociación», «feudalismo», etc., designan categorías determinadas de interacción humana. En consecuencia la teoría de la sociología consiste en reducir estos conceptos a «acciones comprensibles», es decir, sin excepción, aplicables a las acciones de hombres individuales participantes.

Los dos conceptos que permiten comprender el desarrollo de la sociología weberiana son los de «actor socializado» y «acción instituida»; ambos permiten superar el tópico del “individualismo sociológico” que, como veremos, es más complejo de lo que su explicación elemental sugiere. Hablar de «actor socializado», sugiere que el individuo forma parte de una serie de redes de relaciones sociales, fuera de las cuales no puede ser comprendido. El punto de vista del «actor socializado», es decir, la comprensión que los propios actores tienen de su propia función es sociológicamente fundamental. Esos actores, organizados, son la base de toda acción social. Weber distingue entre “clases sociales”, “grupos de estatus” y “partidos políticos”, estratos distintos que corresponden respectivamente a los órdenes económico, social y político. Así, a diferencia de Marx, en Weber las clases son únicamente una de las formas de la estratificación social, atendiendo a las condiciones de vida material, y no constituyen un grupo consciente de su propia unidad más allá de ciertas condiciones de vida.

Leer la teoría Weber, a menudo desconcierta por su misma erudición y por aquel estilo innecesariamente laberíntico y pesado (que algunos toman por “profundo”) de profesor alemán de hace cien años. Pero, como se ve, por ejemplo, en la política como profesión, de vez en cuando Weber es capaz de concentrar en unas pocas líneas de gran precisión conceptual el núcleo mismo de lo que le preocupa; y a poca experiencia literaria que tenga, su lector nota que en esas pocas líneas, se juega literalmente el todo por el todo prescindiendo de cualquier ambigüedad. Weber no es una lectura para adolescentes; exige una cierta madurez y obliga a prescindir de cualquier ingenuidad política… o moral. El supuesto de que la realidad es compleja y de que todas las teorías que se usen para explicarla pueden resultar ambivalentes no debiera olvidarse nunca a la hora de acercarse a su obra. En todo caso conceptos como los que aquí se han expuesto, especialmente en el orden de la metodología de las ciencias sociales y de la teoría política están en la base de la teoría social de los últimos cien años. Caracterizar la religión como inserción de lo extraordinario en la vida ordinaria, proponer esquemas multicausales, elaborar una tipología de los “ethos” de la política, analizar el significado de la responsabilidad, observar los límites del proceso de racionalización… son méritos innegables del pensamiento weberiano y ponen las bases de la sociología contemporánea. Y desde el punto de vista ético parece difícil hacer frente al desafío ecológico y a los cambios en los patrones de valoración moral sin hacer un profundo análisis de lo que hoy significa la responsabilidad.

CAPITULO III. PERCURSO METODOLÓGICO

Abordaje Cualitativo

La matriz epistémica de esta investigación es fenomenológica porque estudia las realidades cuya naturaleza y estructura puede ser observada y basada en hechos ponderados en la experiencia personal. Al respecto, la fenomenología es un método de pesquisa derivado de una filosofía existencialista atribuida inicialmente a Franz Bretano en el siglo. XIX. La fenomenología surgió en razón de la necesidad de contraponer la concepción cartesiana de la ciencia, según la cual hay una relación dicotómica entre cuerpo/espíritu, ser humano/mundo Aranha Martins, (1986). Dreher, (1989), dice que

El objetivo de la fenomenología es determinar el sentido dado a los fenómenos por la descripción e interpretación del discurso de quien los vivenció superando de esta forma la dicotomía cartesiana, así pues que el método fenomenológico es inductivo porque los investigadores comienzan sus estudios generalmente de una interrogante norteadora y con un diseño de investigación flexible (P.78)

La fenomenología busca conocer los significados que los individuos dan a su experiencia, lo importante es aprehender el proceso de interpretación por el que la gente define su mundo y actúa en consecuencia. El