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El consumo de drogas en el contexto venezolano. Relatos de experiencias

análisis que se utilizó, además de las tres lecturas de Selin About, citado por Córdova (2003), fue la interpretación primaria del sentido y/o significado que el informante le dio a su discurso, de tal manera que el lector va a ir reconociendo en el texto las características de la experiencia de cada consumidor. El discurso transcrito y editado habla por sí mismo, muestra toda su crudeza, realismo, y puede comprenderse en el curso de los acontecimientos la problemática del consumo de drogas en situación de calle. Por esta razón se presenta la información inédita de cada informante. Este criterio se ha utilizado de esta manera, por cuanto esta misma información será utilizada en otra investigación para hacer una interpretación hermenéutica sistemática por cada relato. Es decir, por cada relato se hará un estudio de caso a la luz de otras teorías como son el Psicoanálisis lacaniano, caso por caso y/o desde la Psicología Social o la Psiquiatría y la Salud Mental.

A continuación se describen los ocho relatos, uno a uno, después de haber sido editada la información por la investigadora.

4.1. Relato 1 – Informante: Jeremías

Comencé a consumir drogas cuando eso no era “piedra” ni nada de eso, era bazuco. Fumaba mucho bazuco por problemas con mi padastro (sic). Él me lastimaba mucho, me golpeaba mucho por nada, me castigaba físicamente, por nada, entonces me fui agarrando la calle hasta que salí de mi casa, vi la cosa más fácil ahí, conseguía todo. Es decir, uno se une a un grupo de personas, como decir a una banda en la calle, tienen el proceso más avanzado, entonces cuando tú te juntas a ellos, ya tú empiezas a decaer totalmente, porque ya tú te unes con esas personas, entonces empieza uno a robá… (sic).

Uno llega a la calle, te organizas con ellos: “Miren, yo quiero entrar a su banda”. Y en verdad, ¿cómo lo hice? Yo salí a la calle, en el transcurso andaba caminando y como andaba solo, arrancaba las bolsas de comida a las señoras y cambiaba una harina pan por un bazuco. Cambiaba comida por droga, pues, la que robaba. Entonces, entre ellos yo siempre veía el grupo, cinco, siete personas, juntos pa’llá y pa’cá… Y yo antes de irme de la casa ya tenía como tres meses de estar consumiendo. Entonces, como me enfermé más de la droga, me fui de la casa. Yo consumía bazuco, cuando eso había puro bazuco, bazuco y marihuana. Yo estudiaba sexto grado, empecé a consumir a los 14 años, y después me junto a la banda. Yo andaba siempre solo, y ellos en un grupo de seis.

 Pero uno siempre en la avenida choca, pues, se encuentra uno con el otro, entonces mi curiosidad fue preguntarle a uno de ellos y me dijo: “No, no hay problema, tú te puedes venir, déjame hablar con el que se llama El cacique”. El cacique es la persona que gobierna el grupo, el poblado, porque uno se llama poblado, población. Entonces ahí empezamos. Me metí más droga, consumía más droga porque se conseguía más droga. El poblado es el grupo. Vivíamos en una plaza, donde hay como esos tubos en los que uno se mete, como los que hay en McDonalds para los niños que uno se mete y juega adentro. Ahí vivíamos nosotros, pero en esa placita el que mandaba era El cacique, y él decía que eso era un poblado (sic). Cuando yo entré habíamos ocho y duré tres años ahí hasta que cumplí los 17 años.

Le cuento lo que yo hacía en un día: en la mañana, depende, porque si amanecíamos fumando droga nos parábamos a las 2 de la tarde, y en el transcurso era buscar la basura para comer, pues. Comías de la basura, ya estábamos pensando en el vicio, pues, esperando quien pasara y qué nos podíamos robar. Nosotros siempre robábamos los reproductores de los carros, o usted pasaba con la cartera y se la arrancábamos. Hacíamos algo. Pero lo que nosotros robábamos, teníamos que llevarle a El cacique todas las cosas y él las vendía, y él nos daba la droga. Él también consumía droga.

Entonces empezó a salir la “piedra”, la “piedra”, la “piedra”, y empezábamos agarrá (sic) la “piedra”. Empezamos con el “perico”, y el “perico” lo cocinábamos y sacábamos las “piedras”, porque ése es un polvo blanco ¿ah? y nosotros lo cocinábamos con soda, como bicarbonato, y le sale una “piedra”, como una “piedra” de esas normales que tú te consigues, y te la fumas. Pero ahorita sale, sí venden la “piedra” ya hecha. Bueno, entonces sigo robando, asaltando. Después el proceso era más delicado, porque ya en la medida que vas creciendo puedes robar mejor. Robaba a la gente con “chopo”. “Chopo” es como una pistola, como un revólver, que uno lo hace. Ya es más fuerte, pero robábamos carros, los vendíamos, y era más cantidad de dinero y más droga.

El objetivo era comprar la droga. Droga… droga…droga… En un día, ponte, nos parábamos a diez de la mañana… Nos mueve El cacique a todos. Y de ahí nos dirigimos hacia los centros comerciales, hacia todo eso. Vamos y comemos, agarramos comida de la calle, después que ya comimos empezamos a robar. Después que robamos, le llevamos toda la mercancía al cacique que era el jefe de la banda. Y esa persona vende eso y nos da la droga. Pero después que yo cumplí los 17 años, nosotros nos deslindamos de él. Él tenía como 26 años. Buscaba menores de edad para controlarlos.

Entonces, una vez que lo eliminamos a él, que lo matamos… (tono de voz con desparpajo, naturalidad) todos los muchachos a cuchillazos, porque él quiso quedarse con la droga. Entonces él ya no nos daba la cantidad de droga de lo que conseguíamos nosotros, sino que ya él se la consumía más de la que nos daba a nosotros, entonces agarramos y lo matamos, y entre todos le caímos a cuchillazos.

 

Y ahí empieza una vida de delincuente muy fuerte, porque empezamos a robá (sic) carro, al sicariato, mandaban a matar a alguien y nos pagaban. Y ya lo que veíamos nosotros era el, aguardiente, la droga y más nada. Ésa es la mentalidad que tenemos los que estamos en la calle, con el que vive en la calle.

Al levantarnos íbamos a los centros comerciales a buscar la basura. Nunca comprábamos comida, pensábamos era en la droga, droga, droga, y la droga.

Yo acabo de llegar de un centro, yo vengo de uno del Estado Carabobo. Me mudaron de Barquisimeto, porque yo soy barquisimetano. Entonces me cambiaron, llego por medio de una señora cristiana. Yo estaba durmiendo en la calle y me paró. Me conversó, le dije que yo tenía dos hijas. Me brindó dos arepas y una malta. Me dijo: “¿Tú quieres servir, tú quieres…?”… Me abrió… no es que me abrió los ojos, porque tú siempre tienes tu pensamiento normal, tú nunca pierdes el conocimiento de lo que tú haces. Entonces me sentí