Inicio > Medicina Preventiva y Salud Pública > El consumo de drogas en el contexto venezolano. Relatos de experiencias > Página 24

El consumo de drogas en el contexto venezolano. Relatos de experiencias

Y para ellos la educación es un factor protector, claro, porque la educación viene de la casa, la educación de los padres, hay que educar a sus hijos bien, con modales, con todo. Y hay que hablarles claro, tá, tá, tá… Hablarles claro, qué es la droga y orientarlos. Mientras más información se les pase, mejor. Eso sí protege, porque la persona conoce y sabe que es algo malo, pues, que la droga es mala.

Y en cuanto al trabajo que nos puede proteger del consumo de drogas, depende del trabajo. ¿Cómo le explico? Hay muchos trabajos… Claro, para conseguir un buen trabajo hay que estar graduado. Hay mucha gente que tiene nada más bachillerato y tiene un trabajo mediocre, por decir la palabra, ¿me entiende? Un trabajo de vigilante, no sirve. De todos los vigilantes que yo conozco, el 80 por ciento se droga, el 80 por ciento consume “perico”. Policía, petejota y todo. A mí una vez un policía me agarró preso: “Ah, mira esto, qué bueno…”… Se dio un “pase”… Policías, vigilantes, sí, más que todo policías y vigilantes. Porque, ponte, un señor de oficina que consume droga, se reserva de que nadie sabe, lo hace de manera muy cuidadosa, a lo mejor lo sabrá uno que otro que lo acompañe. Y si lo sabe es porque lo acompaña. Si uno tiene un buen trabajo, uno no debe consumir en una oficina. Si consumes, tiene que ser moderadamente, que no sepa nadie o que lo sepa el que lo hace con él, para proteger la imagen que siempre ha dado.

Algo que quiero decirle y que pienso mucho de la rehabilitación del consumo de drogas: eso es una pelea para toda la vida, porque desconozco personas que lo han hecho. Entonces, si ellos pueden porqué yo no. Es una pelea porque como le digo, en todos lao’s tú los vas a ver si tú fuiste una persona consumidora. En cualquier momento te van hacer caer.

Yo estuve haciendo terapia, no terapia en un centro de rehabilitación, terapias individuales con un señor que es psicólogo y quiropráctico, duré seis meses, y tuve una recaída. Yo a los seis meses termino terapia, yo estaba bien, yo me sentía muy bien, no seguí yendo más pa’ la terapia y duré como seis meses más paráo, como un año sin consumir pero después volví a caer. Ese día porque ya estaba rumbeando, tenía dos cervezas más encima y una bolsa de “perico”, la abrí y después ahí empecé otra vez. Pero tienes que tener tiempo sin consumir para que tú tengas ya la fuerza de voluntad para eso. Seis meses no es suficiente, tiene que ser dos años. Yo voy a cumplir un año ahorita, falta poco para cumplir un año, no me he querido ir todavía. Yo he dicho que soy reeducado, tengo mi carta de reeducado y todo, pero no me quiero ir. Quiero seguir formándome, quiero ayudar a la gente… me gusta atender a las personas así, que estén mal. Eso me ayuda, me da fortaleza.

Si tuviera la oportunidad de dar charlas en los liceos por ellos, perfecto también. Alertando a las personas sobre las drogas, para que vean que es algo malo. Es malo, es ilegal… El alcohol daña también, aquí hay muchos señores que están por alcohol, nada más. No saben lo que es una bolsa de “perico”, pero son alcohólicos y desde que están aquí no han vuelto a tomar.

4.6. Relato 6 – Informante: Zacarías

Mi experiencia en el consumo de drogas es como un cuento, sí. El principio fue en un 31 de diciembre, hace catorce años más o menos… Catorce años no, hace doce años. Tenía nueve años, eso fue hace diez años -ahorita tengo diecinueve años- un 31 de diciembre, el día de la muerte de mi hermano. Sí, me mataron un hermano, me lo mataron. Eso fue en el estado Miranda.

Empecé consumiendo marihuana, tenía muchos problemas, primero familiares. Problemas con mi padre, con mi madre, maltratos físicos, maltrato verbal. Tenía muchos problemas en mi vida, pero en mi familia, pues. En mi casa, tenía mucho maltrato. Éramos cinco, ahora somos cuatro. Éramos, porque éramos cinco y faltaba él. Entonces consumía marihuana, empecé consumiendo marihuana a los nueve años. Ya a los diez, once años, agarré la vía de la delincuencia, la vida del malandreo, andá empistoláo, andar jodiendo gente…Entonces amanecía en la calle, mis padres me echaron para la calle a los catorce años. Mi padre es funcionario de la Guardia Nacional, yo le robaba los armamentos, las granadas. Y bueno, fui cayendo en ese mundo de la delincuencia, a los doce años me dieron cuatro tiros…Entonces yo pertenecía a una banda, eso fue en el estado Miranda, Cartanal se llama, en los Valles del Tuy. Son bandas de menores, ahorita hay otra banda. Gracias a Dios estoy vivo, tengo catorce “panas” míos que están muertos todos, el único que queda soy yo. Tuvieron que purgar condena de veinticinco años en prisión. De la banda ahorita quedo yo y otro que está preso.

A los dieciséis me fui para la calle a vivir, pa’ la calle, en el mundo de la basura, pues, en el mundo de la piltrafa humana –como se dice. Una persona que, primero consumía “piedra”, agarré la “piedra”… Vivía de la basura, pues, comía de la basura… Ya ‘taba casi que recogía lata, andaba sucio, robaba… Robaba, desarmaba los kioscos…Me daban muchas “pelas” los policías. Vivía un mundo de sufrimiento, un mundo de sufrimiento interno. Sufría, nunca pensé que fuera a caer así tan bajo, pues. Y sufría internamente. Y de ahí empecé a “guerriá”, pues, como se dice, en la calle, sin saber nada a dónde iba a llegá.

Ahorita tengo sexto grado aprobado. Bueno, ahí iba. Dormía en la calle en un banco o cerca de un banco. Después caí en los tribunales, caí en los tribunales y me mandaron pa’ ’ el Retén de menores, se llama el INAM, a los diecisiete, ya iba pa’ los dieciocho. Salí, duré siete meses, salí otra vez pa’ la calle. De ahí empecé a andá de centro en centro de rehabilitación, tuve en dieciocho centros de rehabilitación del estado Miranda. en muchos. Pero no estaba capaz, pues -cómo te digo- no estaba completamente… no tenía fuerza de voluntad, primeramente no me sentía capacitado en mí mismo para estar en un sitio encerrado y no pensar en la droga. No me sentía capacitado, no estaba preparado a esa metáfora de vida –cómo se dice- para reincorporáme nuevamente a la sociedad. ‘Taba prácticamente desubicado en mí mismo.

Y llegué aquí, tengo ahorita siete días que llegué aquí. Antes estaba en Caracas, yo soy de Caracas. Me vine para acá porque tuve problemas con un director. Primeramente me sentía seguro de cambiar, de echar hacia delante, quería realmente cambiar, tuve muchas oportunidades allá, primeramente la oportunidad de estudiar ¿ve? y no me quisieron dar esa oportunidad. Me querían mandar para una “broma” de menores de Caracas también,. Y no me sentía cómodo, pues, ahí en ese lugar. Pedí un cambio para otro centro de ahí mismo de esa institución. Como yo tenía toda mi familia en ese