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El consumo de drogas en el contexto venezolano. Relatos de experiencias

estar en el mundo de las drogas. La perturbación que produce ese deterioro o modificación del tejido social comunitario o familiar, esa desviación de las antiguas y establecidas costumbres, puede arrastrar algunas personas por el peligroso camino de un creciente uso indebido de las drogas.

Se hace referencia a la urbanización y el desempleo que se produce en muchas partes del mundo, con un éxodo de población de las zonas rurales a las urbanas en busca de trabajo y de una vida mejor. Hace treinta años aproximadamente el 38 por ciento de la población mundial vivía en ciudades, en 2008 esa proporción es superior al 50 por ciento, lo que supone 3.300 millones de personas. En el 2030, casi 500 millones de personas residirán en zonas urbanas, en mayor parte el crecimiento será en ciudades pequeñas de países en desarrollo (ibídem p. 30).

 Esto tiene como consecuencia personas que se enfrentan por primera vez a obstáculos, como por ejemplo: la separación de sus familiares, cambio de valores y de estructuras de apoyo tradicionales, las cuales pueden producir soledad, aislamiento, separación, bajo nivel de instrucción y/o capacitación para un oficio determinado, desempleo, y pueden surgir problemas a la adaptación al nuevo medio. Muchos de estos problemas relacionados con la creación de un nuevo estilo de vida, pueden llevar al individuo al uso de drogas.

Otro aspecto a considerar en el consumo de drogas es el uso múltiple de drogas; al respecto es valioso indicar el hecho de que todos los estupefacientes son peligrosos y tienen graves consecuencias físicas y psicológicas. De allí que cuando se consumen diferentes tipos de drogas combinadas entre sí, con otras sustancias como el alcohol o inmediatamente después de la ingestión de otro estupefaciente, las consecuencias son mucho más peligrosas. La dependencia suele presentarse en un período breve y es difícil predecir cuál será su efecto en esa persona.

Existen otras drogas pensadas para su uso indebido. Son las llamadas “drogas de diseño”. Se trata de productos creados en laboratorios mediante la alteración de las estructuras químicas de las sustancias de origen sometidas a fiscalización, de manera que se obtienen compuestos cuyas propiedades son similares a las sustancias de origen. Como esas sustancias tienen una composición química ligeramente distinta, es posible que escapen a la fiscalización legal; con frecuencia son más potentes que las sustancias de las que se derivan y suponen una grave amenaza para la salud del usuario, pues pueden contener productos secundarios e impurezas que provocan enfermedades e incluso la muerte.

2.2.3. Situación del Consumo

Los cambios actuales que se han producido en el panorama de la demanda de drogas, presagian estrategias de intervención en creciente estructura de investigación y de redes interactivas que permiten mejorar la información, en especial con el uso de marihuana y heroína.

Analizando las tendencias actuales del consumo, se plantea que la droga que con más frecuencia es objeto de uso indebido varía con el tiempo, pero actualmente sigue siendo el cannabis, el canuto de marihuana que se fuma en todo el mundo. El uso de otras drogas tiene un carácter más regional; así tenemos, por ejemplo, que el uso de heroína se ha incrementado vertiginosamente en varias regiones y que la cocaína que solía ser principalmente privativo de las Américas y Europa, constituye ahora también una amenaza para África, el Cercano Oriente y el Oriente Medio, Asia Meridional y Asia Sudoriental y Oceanía, según el Informe (2008) de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes correspondiente al decenio 1991-2000. Una forma más potente de cocaína, conocida con el nombre de “crack”, había comenzado a producir una nueva oleada de adicción a las drogas en los Estados Unidos. En los países productores de coca, los jóvenes de las ciudades fuman pequeños pardos de pasta de coca mezclada con tabaco, hábito que se está extendiendo por las zonas rurales de casi todos los países en que se cultiva el arbusto de coca (ibídem p. 41).

El uso indebido de anfetaminas, barbitúricos, sedantes y tranquilizantes, solos o combinados con otras drogas o con alcohol, está aumentando en la mayoría de los países; la inhalación de solventes volátiles como la cola y los diluyentes para pintura, sigue siendo un problema entre los niños, además de las fuentes tradicionales de la adormidera (ibídem p. 43).

La difusión del consumo de alcohol y otras drogas se ha convertido en una tragedia humana, pues evidentemente se trata de un problema que ya no está confinado en pequeños segmentos de una población dada. Es una situación que cautiva, atrae y por último destruye a personas de toda condición social. El uso creciente de drogas es mucho más que un problema “callejero”; ha invadido hogares, sitios de trabajo, y a las instituciones educativas. Más allá de la destrucción humana que origina la dependencia a las drogas, está el daño causado a los valores tradicionales, las actitudes, los modos de vida.

En los hogares es una realidad que se ha demostrado por los devastadores efectos del uso indebido de drogas sobre la familia. Quienes tienen la experiencia de un pariente afectado por este problema, sean padres, hijos, etc., saben del profundo y doloroso desequilibrio que se produce entre los diferentes miembros de una familia, en cuanto a sus relaciones interpersonales y la convivencia cotidiana del diario vivir, y en especial sobre el funcionamiento familiar. En estos casos existe el interés de los especialistas por comprender la dinámica familiar, la cual se manifiesta con rechazo hacia el consumidor, incomprensión por su alta demanda de atención, desesperanza, especialmente en los casos de dependencias crónicas asociadas a psicopatologías orgánicas y/o funcionales.

Es útil recordar la variabilidad de la tipología del consumidor de drogas, desde los que se hacen llamar consumidores experimentales, ocasionales, sociales y/o dependientes. La percepción del daño está relacionada con esta situación y otros factores causales de diferente orden y complejidad, que podrían en parte explicar las consecuencias sencillas, moderadas y severas, dependiendo de la evolución de cada caso en particular y del contexto social donde éste ocurre. Las personas que consumen drogas con frecuencia, están tan obsesionadas con el hábito del consumo que ignoran todo lo que pasa a su alrededor, incluyendo las necesidades y las situaciones de otros miembros de la familia, lo cual conduce a una ruptura del núcleo familiar como célula fundamental de la sociedad. Aparte del posible comportamiento delictivo introducido en la familia por el consumidor, éste padece diversos grados de sufrimiento tanto físico como psíquico; la familia sufre al observar la destrucción sistemática y voluntaria de una persona próxima a ellos.

Hay muchos efectos