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El consumo de drogas en el contexto venezolano. Relatos de experiencias

Yo pienso que con mi experiencia de estar aquí en esta Comunidad, yo me voy a rehabilitar, me voy a reincorporar a la sociedad, que podrá ser muy difícil pero que sí se puede, porque difícil es decretarle la muerte. Y hubo un hombre que hace muchos años lo hizo, entonces yo digo que no sería difícil, ya sería tener fuerza de voluntad, ya sería poner uno de su parte. Pues yo por lo menos traigo una meta, porque uno cuando ha sufrido en la vida, uno piensa en grande, porque el corazón por un momento se le seca. Entonces uno piensa, primero te dejas llevar por el rencor y eso no es nada bueno, como ya le dije. Y después que uno lleva tanto golpe, y golpes y golpes, uno se da de cuenta que uno es algo que verdaderamente, uno es algo valioso, una perla, algo, delante de los ojos de Dios, y tiene que pulíla (sic), Él va a pulí (sic) esa perla pero uno se tiene que dejá pulí. Para otros que dicen que “Ése es… –disculpe la palabra- …Ése es una “rata”, una escoria, un patógeno”… para Dios somos unas perlas preciosas. Entonces yo digo que todo quedaría de parte de uno, porque Dios no puede ayudar a uno, pero si uno no se deja ayudar no hay remedio, pues. Yo por lo menos tengo fe en Dios y fe en mí, que voy a salir hacia delante y que voy a salir de este mundo en que estaba metío (sic), porque ahorita estoy avanzando.

Bueno, otra cosa que se les puede enseñar a los jóvenes es que ahorita hay que tenerles la mente retraída (sic) en algo como el deporte, es muy bueno, es demasiado bueno para la juventud ahorita. Ubiquen a sus hijos en el deporte, aunque se sabe que mucha gente tiene en una cancha la droga, pero eso depende si es callejera sí, porque yo fui, yo jugué en la selección de Miranda en una “broma”, en un estadium en el estado Miranda, y también fui deportista. En mi vida tuve muchas cosas, deportista, yo hice muchas cosas buenas, trabajé también, pero también vi la droga. Ya consumía pero no me llevaba a nada, de nada me servía hacer deporte.

Ahorita ya no pienso en la droga, lo que me interesa es recuperar mi familia. Primeramente recuperarme a mí mismo, pero también recuperar mi familia. Cuando yo me sienta capacitado para salir a la sociedad, integrarme a la sociedad, será que puedo hacerlo. De resto, me mantendré aquí internado.

Pero, claro, hay que cuidarse mucho en la calle. Bueno, yo lo que le diría más que todo a la juventud, que se cuidara mucho de las fiestas, que no bebieran bebidas alcohólicas que le den otras personas. Y a los padres que, bueno, que orienten muy bien a sus hijos, que los orienten muy bien y primero, que los críen en un lugar estable, porque ahorita la droga se ve en todos lados, pero hay sitios donde no se mueve tanto, pues. Por lo menos como a mí me criaron en un sitio donde mi papá nunca me quiso sacar de ahí. Un barrio, que eso es demasiado peligroso, se ven muertes a diario. Y yo me crié como lo que yo vi. Yo salía a la calle y lo que vi, eso fue lo que yo agarré. No agarré las cosas buenas, no veía nada bueno, pues. No veía cosas turísticas o parques, zoológicos, no. Lo que más veía era la delincuencia y eso es lo que uno agarra.

Aunque es importante sobre todo que los jóvenes necesitan estar con los jóvenes. La única manera de juntarse con ellos es, pues, acercándose a ellos, no importa la manera como los ven. Y eso está en los padres también, porque uno cuando joven cree que se las sabe todas, les contesta mal a los padres. Son cosas que verdaderamente lo tiene que pasar la juventud. Yo por lo menos le doy gracias a Dios que yo pasé mi juventud y estoy vivo. Aunque tengo 19 años, mi juventud fue más madura. Maduré muy rápido, antes de tiempo. Ya yo siento que ya mi juventud la pasé y no la aproveché.

Yo sé que soy muy joven todavía, puedo hacer muchas cosas, puedo seguir estudiando, trabajar, hacer una vida diferente en otro lugar donde no me conozcan, es decir, la misma gente de donde yo estuve, donde me crié. Bueno, por lo menos en la edad soy un niño, pero la mente la tengo más avanzada, porque viví cosas que me hicieron que la mente ahí fuera más madura, por lo menos la calle. La calle me trajo una experiencia demasiado fuerte, fuerte. Una experiencia que yo no estaba capacitado para eso. Una experiencia que trae mucho dolor y malos recuerdos. Yo sé que tengo que darme ánimos, todo es la cuestión mental que yo tengo en mí. Ya para mí el pasado está enterrado, lo único que sí le doy gracias a Dios que estoy vivo. Le doy muchas gracias a Dios que estoy vivo y que, bueno, corrí con suerte, pues, que no corrieron los otros que estaban conmigo, porque el único que corrió con suerte fui yo que estoy aquí vivo, libre, porque tengo libertad, tengo privilegios, ahorita aquí tengo privilegios como es el de estudiar, hacer deporte, reclear (sic) la mente en cosas que verdaderamente valen la pena. Yo lo que quiero es hacé: “mi propio edificio” ¿ve? Tumbar “ese edificio viejo” que tenía y empezá con unas bases nuevas. Ya empecé, poco a poco… y tener una familia.

Vengo luchando de muchos sitios, pero creo que lo más importante para mí ahorita es no caé otra vez en las drogas. Claro, por lo menos tengo diecinueve años, soy un “carajito”, ahora es que me queda vida por delante, pero, he visto cosas fuertes, he vivido rutinas…Rutinas de menores, por lo menos en prisiones de menores. Son cosas que también la mente a uno le cambia. Rutinas son…-cómo le explico- cosas diarias, cosas a diario, que todos los días tienes que hacer las mismas cosas, es una rutina como todos los días tienes que entrarte a puñaladas, todos los días tienes que cuidarte que no te vayan a matá o violar, porque también se ven violaciones allá adentro.

Yo aquí en esta casa me siento seguro, bueno, me siento bien, gracias a Dios, primeramente al director, al presidente, que son personas muy humildes, y personas que verdaderamente le brindan el apoyo que uno necesita. No son como otros centros, yo no critico ninguno de los centros de rehabilitación porque son creados para ayudar a las personas que verdaderamente lo necesitan, y son cosas que uno tiene que ver también. Pero hay otros centros donde humillan a la gente. Si uno viene de recibir maltrato, maltrato en la calle, llegas a un sitio donde te van a maltratar, no haces nada, lo estás impulsando a que agarre otra vez la calle. Entonces aquí no se ve eso, aquí no se ven maltratos, aquí no se ve “brilleo”, no se ven ofensas, aquí cada quien es libre. Brilleo es una persona que está encima de ti todo el tiempo, fastidiándote, tienes que barrer, barrer aquí, barrer allá… “Limpia aquí, limpia allá”…Eso es “brilleo”… Que no se ve eso, pues, aquí lo que se ve es libertad, porque todo está en la libertad. La recuperación está en la calle, y uno, no estar encerráo, porque yo estoy aquí encerráo y no salgo. No consumo porque no salgo, pero si saliera, consumo. Entonces yo digo