reforzado, tratando en lo posible de calificar el rol de la educación y la prevención, en la rehabilitación, la fiscalización de la oferta y las medidas policiales, para intentar controlar la oferta. Hoy existe una cruda y dolorosa realidad: ¿Cómo controlar la producción de drogas desde los hogares, donde ya se cultiva la marihuana, la coca y la amapola como planta que forma parte de los jardines o huertos de familias, aldeas y pueblos donde la naturaleza fértil le da su bienvenida?
Parece que existen drogas para todas las sociedades; la disponibilidad de las mismas constituye una herencia cultural puesta al servicio de los medios de comunicación social para su divulgación consciente y/o inconsciente, que despierta la curiosidad de niños, de jóvenes y adultos, unidos a un mundo lleno de fantasía, de ocio, de miserias humanas; trabajados estos conceptos a través de la autopista de la información, al servicio del pueblo y para el pueblo que vive duras realidades en el mundo político, económico y social, encontrando tal vez, ingenuamente, alivio a las pulsiones más primitivas del ser humano por carencias de proyectos de vida que contribuyan al desarrollo económico y social de nuestros pueblos (ibídem p. 18).
Todos los países se beneficiarán con la toma de decisiones y la adopción de una postura firme y decidida en la lucha contra todos los problemas que se derivan de este complicado fenómeno. Los organismos internacionales como las Naciones Unidas seguramente continuarán luchando y seguirán desempeñando una función central a este respecto, a objeto de buscar mecanismos internacionales que permitan el intercambio de información y conocimientos técnicos y de estímulo y cooperación entre las nacionales (ibídem p. 18).
En el documento de la ONU se enfatizan las medidas internacionales para fiscalizar las drogas, las cuales comenzaron a principios de este siglo. La participación de las Naciones Unidas en esta esfera data de 1946, cuando la organización asumió la responsabilidad de los esfuerzos internacionales de fiscalización de drogas, iniciado por la sociedad de las Naciones. En 1990, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconociendo el papel capital que debe desempeñar la organización en cuanto a impulsar la acción internacional concertada contra la producción, el tráfico y el consumo ilícitos de drogas, estableció el Programa de las Naciones Unidas para la Fiscalización Internacional de Drogas (PNUFID, 2008).
En este articulo sólo se hará referencia a aquellos que estén relacionados al consumo de drogas, de tal manera que el lector pueda ubicarse en el proceso de sistematización del conocimiento a partir de una posición conceptual de orden internacional, en lo que se corresponde a la educación como una alternativa viable para contribuir en el control del problema, considerando al mismo de naturaleza social con importantes hechos educativos que intervienen directa y/o indirectamente en el asunto.
2.2.1. El Uso Indebido de Drogas
Constituye una especial amenaza para los jóvenes; por ser éstos probablemente el aspecto más negativo del comercio de drogas, que deja su profunda huella en los más vulnerables. El uso de drogas presenta un gran atractivo para quienes están empezando a luchar por su independencia, mediante la búsqueda de una identidad propia, por su innata curiosidad y por su anhelo de nuevas experiencias. De esta manera, los jóvenes que hoy son víctimas del uso indebido de las drogas, se exponen a perder mañana la posibilidad de una vida productiva (ibídem p. 21).
Las nuevas generaciones pierden ciudadanos útiles y contraen una carga social de efectos invalidantes. Los países en desarrollo, muy a su pesar están aprendiendo que el consumo de drogas ya no se limita únicamente a los jóvenes de las grandes ciudades. La insidiosa expansión de este problema está alcanzando gravemente a la juventud de comunidades rurales, tanto en los países desarrollados como en aquellos llamados subdesarrollados; esta situación obliga a analizar las razones del consumo de drogas.
2.2.2. Razones del Consumo de Drogas
Es primordial pensar que los motivos por los que se empieza a consumir drogas son tan diversos, como lo son también los tipos de personas que hacen uso indebido de ellas.
Algunos de los factores que con más claridad contribuyen al uso indebido de drogas, es la presión de grupo; los efectos negativos y/o positivos depende de las características del grupo de que se trate. Por desgracia, la misma presión que actúa para que un grupo se mantenga dentro de un código de conducta aceptado, puede también impulsar a un individuo vulnerable a tomar el camino equivocado. Al igual que las demás personas, los usuarios de drogas tratan de que sus compañeros aprueben su comportamiento, de modo que muchas veces intentan convencer a otros para que les acompañen en su hábito como medio de lograr su aceptación.
Otro factor: la curiosidad promovida por el sólo hecho de lo tanto que se ha escrito y hablado sobre las drogas. También la primera experiencia y el efecto que surte en una persona, es un factor de enorme importancia para el futuro de ese individuo como posible usuario de drogas. Cuanto más temprana es la edad en la que el individuo tiene su primera experiencia, tanto más propenso será a repetir la experiencia.
Por otra parte, la ignorancia sobre los peligros del consumo de drogas ilícitas se percibe como otra causa del consumo porque la información científica sobre este aspecto ha tenido poco éxito. A medida que el uso de drogas se ha extendido por todo el mundo, se han ido perpetuando los mitos, los hechos se han ido distorsionando. Es frecuente el inicio en el consumo a manera de experimento, en la creencia de que se trata de sustancias no peligrosas, no se conocen los efectos sobre la salud; esto permite el uso continuado y confiado de la sustancia. Lo curioso es que cuando la persona percibe el daño, suele ser demasiado tarde para reparar el efecto negativo que ya se ha producido (ibídem p. 25).
Otra razón para el consumo es la alienación, la cual no es compatible con el ser social. El ser humano necesita pertenecer a algo, sea una familia o un grupo humano; el sentimiento de ser bien recibido en un nuevo entorno en el que se acepta el uso de drogas, puede tener consecuencias irreparables tanto para el individuo como para la sociedad en su conjunto. En las estructuras sociales cambiantes es considerada como uno de los principales factores que conducen al uso indebido de las drogas, es decir, al cambio de pautas de una estructura social determinante.
Cuando una unidad social ha servido de grupo de apoyo para sus miembros, se empieza a experimentar transformaciones, algunos de sus miembros pueden ser incapaces de adaptarse a la nueva situación, en cuyo caso buscarán un refugio que bien puede